La Asociación Civil Umbrales, que tiene su sede en San Isidro, es una iniciativa de la abogada Graciela Curuchelar, especialista en mediaciones de familia y escolares, y una jueza de menores que impulsó su conformación y se abrió del proyecto hace tres años, cuando empezó a ejercer el cargo en el distrito.
Las bases teóricas de trabajo son las de la “resiliencia”, una corriente relativamente nueva dentro de las ciencias sociales que propone la superación de situaciones adversas potenciando las capacidades personales.
La visión de Umbrales es lograr una comunidad segura y pacífica. Graciela Curuchelar de Chaves es mamá de cuatro hijos, abogada, mediadora y vicepresidente de Umbrales, desde allí se promueve el desarrollo psico-social y cultural de niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad para disminuir la delincuencia y violencia juvenil.
La Dra. Curuchelar manifestó acerca de los inicios de este emprendimiento solidario: “Umbrales comenzó a construirse en el año 2001; como resultado de un proyecto conjunto entre una juez del Tribunal de Menores de San Isidro, la doctora Patricia Klentak y yo. Ambas queríamos buscar una solución al conflicto de la delincuencia. Así se constituyó en el año 2002 la ONG Umbrales, Asociación Civil sin fines de lucro con personería jurídica. Empezamos por el marco teórico para lograr el proyecto. Teníamos clara la necesidad de realizar acciones para que los chicos no lleguen a delinquir y queríamos comenzar con los chicos de tribunal de menores con delitos leves para realizar prevención pero resultó ser que los delitos eran muy graves así que tuvimos que implementarlo en otros sectores”.
La asociación trabaja con niños de entre 8 y 14 años de La Cava, Santa Rosa y los barrios más pobres del norte del conurbano. Algunos son derivados por los juzgados de menores, otros llegan a través de la Diócesis zonal y otros, provienen de los comedores y los hogares de día locales.
“Son chicos que viven en contextos de mucha vulnerabilidad –comentó la entrevistada- y atraviesan situaciones de violencia y marginación a diario. La mayoría de las familias son numerosas y monoparentales, a cargo de la mamá; chicos que tienen a los papás presos o fueron abandonados cuando era más chicos”.
Umbrales está integrada por un equipo interdisciplinario de profesionales y voluntarios sociales que promueven y refuerzan las capacidades personales de los niños afectados por la violencia y delincuencia tempranas con programas de desarrollo de habilidades sociales.
"Nos abocamos al desarrollo social en educación no formal –explica la vicepresidente de Umbrales- para prevenir la violencia y delincuencia, no realizamos tareas asistencialistas. Para esto se impulsa el crecimiento personal a través de la educación no formal y el descubrimiento de las potencialidades que logren proteger a los seres humanos más allá de los efectos negativos de la adversidad, tratando de estimularlos, para que reconozcan y descubran recursos que tienen en sí mismos y en su alrededor. Para lograr la visión queremos formar líderes para el cambio que generen un efecto multiplicador de esta idea".
