[2006] - Inicialmente motivados por la idea de sumarse a los festejos para celebrar los 300 años de la fundación de la capellanía de San Isidro comenzaron a ensayar los chicos para los cuales trabaja el programa "Puentes para la Paz" del Equipo Juan de la Cruz.
Los encuentros ocurren los sábados por la mañana en la Escuela Nº 24 del Barrio San Isidro en Boulogne, con la guía de Matilde Argüeso, directora de coros y profesora de nivel secundario de su especialidad desde hace muchos años.
El sábado pasado -19 de Agosto- Portal Uno Argentina pudo ser testigo del ensayo en un aula a la que le faltaban los sonidos de una clase normal para dar lugar a los acordes musicales de los coreutas.
Allí estaban, además de los chicos, Myriam Regaioli (del Equipo Juan de la Cruz), una vecina adulta del Barrio, y tres jóvenes que colaboran con las actividades que se desarrollan para construir comunidades sin violencia. Ellos son Leandro Montgomery y Alejandro Rozenholc -estudiantes del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte)- y Leticia Aragón -estudiante de psicología de la Universidad Católica Argentina- quienes acompañan, contienen y estimulan estas acciones.
Matilde Argüeso dictó la letra de una canción, los guió en ejercicios de relajación y fue orientándolos pacientemente en las artes de cantar, provocando risas, explicando con ingenio, escuchándolos y haciéndoles incorporar progresivamente los elementos de la actividad coral.
Esta profesora egresada del Conservatorio Juan José Castro de la cátedra de Dirección Coral destacó posteriormente su placer por enseñar "A mi los chicos me gustan mucho. Tengo la sensación del desafío de lograr que los chicos terminen amando la música, más allá de las tres canciones que hay que cantar para el evento puntual. Me parece que podemos jugar a hacer un poco más de música y pasar un rato agradable". Consultada sobre las ventajas de que los chicos canten en grupo Matilde señaló que se encuentran "actividad comunitaria, saber que todos dependemos de todos, que esto es una gran cadena y que juntos tenemos un proyecto común".
Por su parte Norma, la señora que se acercó a estos ensayos, comentó que siempre le gustó cantar pero que nunca se había sumado a una propuesta como esta. Incluso imaginó como una buena idea que estos ensayos devinieran en un coro del Barrio. Norma vive allí desde que se inauguró este conjunto de viviendas ("Los monoblocks"), luego de haber vivido en Villa Adelina y antes en San Isidro. Tiene 3 hijos ya casados -de los cuales está sanamente orgullosa- que le han dado 9 nietos, y su sonrisa no deja de ser protagonista de su rostro. Rostro que se pone atento con las indicaciones de la profesora Argüeso, para no perder ningún detalle de sus indicaciones.
Finalizada la actividad en el aula -alrededor de las 12:00- el grupo se dirigió a la plaza donde continuaron con una actividad propuesta por Alejandro, Leandro y Leticia. Fue allí que le contaron a Portal Uno Argentina sobre como se integraron al grupo de trabajo.
Alejandro y Leandro, estudiantes de teatro del IUNA, tratan de trasladarles a los chicos los conocimientos aprendidos en su formación. Es así como les brindan algo de expresión corporal, técnicas vocales y aquellos temas que pueden permitirles integrarlos y motivarlos con el arte y la creatividad. Precisamente esta tarea es la que permitió que -planteado como proyecto- ganaran un premio del Ministerio de Educación que convocó a jóvenes universitarios de todo el país para que acerquen propuestas hacia la comunidad.
Por su parte Leticia, estudiante de psicología de la Universidad Católica Argentina, se acercó al Equipo Juan de la Cruz como parte de un trabajo para su carrera y terminó "enganchándose" definitivamente.
El abuelo de todos
En la plaza del Barrio -entre juegos cuidados y bien pintados- dialogamos con un colaborador del programa "Puentes para la Paz", Oscar Quintana, un hombre de 79 años al que todos identifican como "El abuelo".
Sucede que él se ocupó de insistir para que se contara con esta plaza, de cuidarla, de pintarla, todo para que los chicos pudieran pasar un buen momento, entre otras iniciativas por la comunidad. Para él lo más importante es hacer el bien.
El Abuelo Oscar nació en el barrio porteño de Constitución, estudió en el colegio Santa Catalina lo que marcó su vida con la Fe que lo sostiene junto a su esposa, con la que casado desde hace 54 años.
Según su relato, trabajó en varias mueblerías en San Isidro, tuvo tres comercios hasta que fue víctima de una estafa y perdió todo. "Pero no miro para atrás, lo perdido, perdido está. Me levanto a la mañana, veo la luz del día y digo 'Gracias Mi Señor, un día más'. Tengo 14 nietos, 7 bisnietos, 5 hijas -entre ellas dos docentes- y soy feliz."
-> Alberto Mora
