[2006] - La experiencia denominada “Gallito Ciego” surge de una alianza que Audela, una entidad dedicada a trabajar con discapacidades motrices, mentales, visuales y auditivas, realiza con el Instituto de Rehabilitación para personas ciegas y/o disminuidas visuales “Roman Rosell”, en donde se ambientó un salón comedor para vivir la experiencia de comer totalmente a oscuras y según las reglas de las personas no videntes.
Es una poderosa herramienta de integración social y concientización de la comunidad sobre la ceguera. Las personas logran involucrarse poniéndose en el lugar del otro, a la vez que conocen la problemática. De esta manera, bajan su nivel de prejuicio y revalorizan las habilidades que desarrollan las personas con discapacidad. Por otra parte, gracias a la experiencia realizada, algunas empresas están integrando personas ciegas en sus equipos de trabajo.
La elaboración de la comida y la atención al público están a cargo de personas ciegas quienes reciben y guían a los concurrentes en el interior del salón. Al finalizar la experiencia se realiza una visita por el Instituto “Roman Rosell” y se establece un espacio de intercambio de sensaciones y de reflexión en torno a esta problemática. Participan tanto colegios como empresas y grupos de particulares.
Todos los talleres de Audela se desarrollan en diferentes instituciones para personas con necesidades especiales. "Siempre que hablamos de integración pretendemos que sean los otros los que vengan a nuestro mundo, nuestra perspectiva es exactamente al revés -dice Mónica Espina, licenciada en Filosofía y presidenta de Audela- acá no vale lo intelectual, no importa si te lo cuentan, vale tu vivencia".
A través de esta iniciativa Audela no sólo genera recursos económicos, en especie e incorpora voluntarios a la organización, sino que también favorece la difusión de su misión que es fomentar la inserción social de personas con discapacidad.
Por otro lado, se establecen vínculos con empresas para las cuales desarrollan capacitaciones y talleres vivenciales, con el objetivo de concientizar acerca de las habilidades que desarrollan las personas con discapacidad.
El mismo esquema de trabajo que se da en Gallito Ciego se puso en práctica con otras discapacidades. Pero las bases son las mismas: todos ofrecen la posibilidad de ponerse en la piel del otro e implican una visita a alguna institución de personas con discapacidades.
“En la Escuela de Rehabilitación Integral para Perturbados del Lenguaje y Audición (Eripla) -ejemplifica Espina- los jóvenes aprenden canciones en el lenguaje de señas con chicos sordos y adoptan una nueva forma de comunicación. En el Centro Nacional de Recreación y Deporte para la persona con discapacidad se realiza un entrenamiento de básquet en silla de ruedas. Y luego de la práctica, los participantes deben circular un par de cuadras en silla de ruedas. En el caso de la discapacidad mental, el taller se desarrolla en diferentes centros de día, donde se realizan encuentros de básquet, fútbol y hockey, con equipos integrados. El Gallito Ciego, esta singular experiencia educativa, fue una de las diez ideas premiadas por Ashoka, una organización internacional que apoya a emprendedores sociales y que premia ideas innovadoras de organizaciones de la sociedad”, explica la titular de Audela.
Saber con certeza cuántas mesas hay, cómo están ubicadas y qué forma tiene la sala es imposible. Es parte del misterio que conlleva esta experiencia. El cubierto cuesta 13 pesos. El dinero se destina a insumos y al pago de sueldos de quienes trabajan en el restaurante. Durante la semana, lo visitan alumnos y empresarios, mientras que los sábados se organizan grupos abiertos al público en general.
Los teléfonos de Audela son 4732-3245 y 155.045-2000 y la dirección es Martín Coronado 678, Acassuso.
