[2006] - Oscar Alonso es un vecino de Villa Adelina, que se gana la vida como almacenero. Hasta aquí la historia parecería normal, pero no lo es, ya que este hombre viene realizando desde hace 25 años, una obra de amor increíble a través de una institución que bautizó como "Corazones de Argentina".
Desde su almacén este vecino se encarga de recolectar todo tipo de elementos que luego distribuye en poblaciones aborígenes del interior del país.
El objetivo que se planteó Oscar con su institución, es el de llegar directamente hasta la personas humildes sin subestimarlas y con ello demostrar que es posible, sostener encendida la llama del amor y la solidaridad y además, intentar cubrirles sus necesidades básicas, muchas veces ignoradas por el resto de los argentinos.
Nos acercamos hasta el almacén de Oscar, al 1.400 de Avenida de Mayo en Villa Adelina, y en una amena charla nos relató: "Mi vocación siempre fue trabajar para los chicos. En los comienzos me preocupaba mucho por ayudar a las instituciones que albergaban a niños huérfanos, en el año ’79 comencé a trabajar en el tema y desde otro negocio que tenía, le pedía a los chicos que venían, que me traigan juguetes que no usaban para donarlos. Luego me fui metiendo más y más en el tema, hasta que casi todo lo recaudado en el negocio lo ponía al servicio de esta obra. El primer viaje que hice fue a Misiones y durante todos esos años. Recorrí varias provincias llevando las donaciones".
Oscar es casado y tiene dos hijos, su mujer según sus propias palabras, fue una compañera increíble a lo largo de estos años en los que tuvo que luchar muchísimo para lograr su objetivo: "Ser solidario en este país es dificilísimo –asegura-, primero porque estos sentimientos tienen que ser inculcados a los seres humanos desde la niñez a través de la escuela, y por otro lado es muy difícil pedir algo para que te ayuden a ayudar, yo tengo que sortear constantemente todo tipo de trabas, nada es fácil, tengo que esforzarme mucho y me he enfermado de la mala sangre que me tengo que hacer, yo me empobrecí por ayudar a los pobres. Sin embargo sigo apostando a este camino que elegí y espero que las nuevas generaciones sigan haciendo estas obras".
Ropa, alimentos, camas, colchones, juguetes, medicamentos, televisores, libros y agua potable son algunos de los elementos que este vecino, ha acercado a las provincias de Chaco, Misiones, Corrientes, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, La Rioja, Formosa, Neuquén y Buenos Aires. La razón que impulsa al titular de esta obra solidaria es según sus palabras "una obligación moral y de conciencia" que gobierna su corazón y no le permite mirar hacia otro lado cuando sabe que hay gente que tiene las necesidades básicas mucho más que insatisfechas. Los derechos del niño son los pilares de esta obra que desde sus comienzos apuntó a ellos como destinatarios de su trabajo.
"Yo no hago turismo –aclara Oscar- no conozco las ciudades lindas o las capitales, voy a donde la gente necesita y llevo cargas enormes equivalentes a mucho dinero. Me gustaría por este medio poder agradecer a la toda la gente que valora mi trabajo, a los clientes de mi almacén que me ayudan con sus donaciones, a los tres colegios, también de la zona, que han movilizado a sus alumnos para juntar elementos que luego hacen tan felices a los niños de los lugares que vamos visitando y a las pocas empresas que nos dan una mano, sin ellos yo no podría hacer lo que hago, gracias a esa gente uno recupera la esperanza y las ganas de no bajar los brazos", reflexiona con emoción este hombre de bien.
