San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: RELIGIOSAS

 
Bendecir el error no tiene nada de pastoral
   

En lo que configura una brutal afrenta a la fe católica en la diócesis de San Isidro, en su templo mayor y frente al Santisimo Sacramento, un par de lesbianas, vestidas de novias y rodeadas de amigos y familiares, recibieron una bendición por parte de un sacerdote diocesano.

El hecho, aberrante y contra lo que la Iglesia sostiene, tuvo lo que convencionalmente tiene un casamiento: personas con ropas elegantes, ánimo festivo, “contrayentes” de la mano, besándose en el atrio y fotos (para conservar registrado el burlón acontecimiento).

Este agravio sucedió momentos antes de la misa de las 19:00 y hubo personas que vieron con auténtico estupor lo que sucedía.

Es la Sagrada Escritura y no un punto de vista personal quien presenta los actos homosexuales como depravaciones graves al tiempo de definirlos como "intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural, que cierran el acto sexual al don de la vida, no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual, y no pueden recibir aprobación en ningún caso."

La Iglesia Católica, entonces, está impedida de bendecir la unión entre personas del mismo sexo, tanto como no puede dar una bendición a la unión de un hombre y una mujer sacramentalmente casados con otras personas (que aún estén vivas), como ha ocurrido con unos cuantos famosos (Diego Santilli y Analía Maiorana, por ejemplo) y no sabemos con cuántos desconocidos.

Tristemente hace más de una década que se produjo (en Santiago del Estero) la que sería la primera bendición de dos hombres (uno simulando ser mujer y vestido "de novia") en una parroquia y a la vista de todos.

El Catecismo, la tradición y las mismas enseñanzas cristianas lo impiden, aunque cuestionables documentos vaticanos recientes lo pongan en duda o aporten gran confusión sobre el tema.

Una valiente mujer que vio lo que sucedía en la Catedral de San Isidro no se quedó callada y se dirigió al Pbro. Máximo Jurcinovic -vocero del obispado, Director de la Oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina, vicario parroquial de la Catedral y colaborador en la Capilla Stella Maris- expresándole que tal acto (la bendición) daba consentimiento al pecado e incluso, irreverentemente, lo bendecía. El sacerdote, a quien no conocía la señora, con aires de suficiencia según latestigo, le despachó sin más una frase escueta: “Es pastoral”.

Ven y sigue pecando

Lo sucedido responde a una visión ideológica que impera en muchas latitudes, lamentablemente. Las autoridades del obispado de San Isidro con la marcada convicción de que no se debe hablar de pecado de un modo exigente y mucho menos insinuar que se deba abandonar el estilo de vida homosexual, confunde la misericordia divina con un Dios que no rechaza el error ni las ofendas a sus mandatos.

La "Pastoral de la Diversidad" que se emprende en la diócesis de San Isidro podría ser una gran labor de recepción de quienes (por la razón que sea) sienten atracción por personas del mismo sexo y llevan a la práctica un vínculo físico (naturalmente viciado). Eso no sería cuestionable, como no lo es ninguna estrategia para rescatar a quien está lejos de Cristo y sus enseñanzas.

Pero, lamentablemente, el objetivo de esta pastoral no es, como el propio Jurcinovic lo ha expresado, rescatar o salvar a nadie, sino acogerlo tal y como es y vive, sin buscar convencerlo de cambiar su estilo de vida contrario a las enseñanzas cristianas. Incluso señalando que la Iglesia es "mas santa" si  acepta que tiene mucho para aprender de ese pecador al que no debe convencer de nada.

¿Acaso se tendría la misma actitud pastoral frente a otros pecadores? ¿Se le tendría la misma tolerancia a un hombre que se deleita mirando y compartiendo videos o fotos de niños desnudos? ¿A quién le parecería correcto asegurar que un asesino o golpeador de mujeres tiene algo para enseñarnos de su visión del mundo?

Basta escuchar con atención las lánguidas y difusas (cuando no confusas) homilías de varios sacerdotes diocesanos para entender una parte de las razones de por qué hay tan pocas vocaciones religiosas y muchos fieles ya no van a misa. Cuando el mensaje pastoral está impregnado de dudosa cautela frente al pecado, no se cita a la Gracia, al padre de la Mentira, al Purgatorio, los resultados no pueden ser buenos.

El medio Infovaticana ha publicado una nota citando al jesuita Antonio Francisco Bohórquez quien difundió una verdad gigantesca: "La fe liberal no suscita vocaciones cristianas, a ningún estado de vida".

Una sentencia que sintetiza la razón de por qué hay tan pocas vocaciones religiosas.

"Si algo nos enseñó Cristo es que las doctrinas no se juzgan por sus intenciones, ni por su corrección terminológica, ni por lo bien que encajan en los editoriales bienpensantes", dice el autor de la nota Carlos Balén que se atreve a citar el Evangelio según San Mateo: "Por sus frutos los conoceréis". "No por sus congresos. No por sus documentos. No por sus aplausos externos. Por sus frutos."

"Las comunidades donde la fe se ha diluido en un cristianismo liberal -amable, dialogante, poco exigente y cuidadosamente desprovisto de aristas- no generan vocaciones sacerdotales, ni religiosas, ni matrimonios cristianos sólidos."

"Generan, eso sí, estructuras envejecidas, parroquias vacías, seminarios cerrados y un discurso cada vez más abstracto sobre una Iglesia que 'acompaña', pero ya no engendra."

[Nota completa en  https://infovaticana.com/2025/12/19/por-sus-frutos-los-conocereis-y-la-fe-liberal-no-da-vocaciones/]

Las personas con atracción hacia individuos del mismo sexo no deben ser rechazadas y es preciso que la Iglesia las escuche y reciba, como debe hacerlo con cualquier otro pecador.

Lo que no debe hacerse, por supuesto, es adoptar los falsos preceptos del lobby LGBTQ+ que aseguran que todos los que viven tal atracción “nacieron así” y que es incorrecto pretender cambiarlo o acotarlo. Gracias a Dios, hay enfoques pastorales serios con muy buenos resultados para ayudar a quienes padecen un estilo de vida homosexual.

El componente social, potenciado por el adoctrinamiento que se emprende en ámbitos educativos, en el entorno directo, en medios de comunicación, la música, el cine y la literatura, además de la crisis familiar y vincular que rodean a niños o jóvenes, empujan hacia la confusión de creer lo que no es. Luego la “cultura” homosexual hará lo necesario para neutralizar cualquier impulso de abandonarla.

El caso de la unión bendecida de lesbianas no quedó sólo entre los que se enteraron en la diócesis de San Isidro. El sitio web católico canadiense Life Site News se hizo eco de lo sucedido.

La confusión trabaja para el enemigo

El documento Fiducia Supplicans, elaborado durante el papado del extinto Francisco nacido de la mano del cuestionable cardenal Víctor "Tucho" Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, menciona que "son inadmisibles ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio, como 'unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos', y lo que lo contradice. Esta convicción está fundada sobre la perenne doctrina católica del matrimonio. Solo en este contexto las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, adecuado y plenamente humano. La doctrina de la Iglesia sobre este punto se mantiene firme."

Pero, simultáneamente, el propio Fernández consigna en el mismo documento que "se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio."

Es evidente que la confusión está presente en alto grado en el documento elaborado por Fernández y en el que abrevan los pastores argentinos y extranjeros para ponerse al servicio no de Cristo, sino de sus enemigos.

Coherente con las palabras que dijo en tiempos en que cumplía funciones de La Plata, Fernández alerta en el documento vaticano sobre "el peligro que un gesto pastoral, tan querido y difundido (la bendición), se someta a demasiados requisitos morales previos que, bajo la pretensión de control, podrían eclipsar la fuerza incondicional del amor de Dios".

Para este cardenal, hay que evitar ser "jueces que sólo niegan, rechazan, excluyen" como si se pudiera seguir a Cristo y, al mismo tiempo, al pecado. Incluso llegando a bendecirlo como parte de una "pastoral" (Jurcinovic dixit).

En su primera carta a los Corintios, San Pablo afirma que las acciones homosexuales son pecaminosas, explicando que "ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros" heredarán el reino de Dios, sino que, según su carta a los Romanos, quienes practican la homosexualidad recibirán "en sí mismos la retribución debida por su error".

¿Qué dice el Catecismo?

El Catecismo de la Iglesia Católica contiene la exposición de la fe, doctrina y moral de la Iglesia Católica, iluminadas por la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio eclesiástico.

Este compendio doctrinal de la fe católica se refiere a la homosexualidad en la 3ª parte (La vida de Cristo), 2º sección (Los diez mandamientos), Capítulo segundo ("Amarás a tu prójimo como a tí mismo"), Artículo 6 (El sexto mandamiento). Bajo el título bajo el título "Castidad y homosexualidad" dice:

En el Nº 2358: "Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición."

En el Nº 2359: "Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana."

En el Nº 2357: "La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso."

Por si no fuera comprensible lo que señala el Catecismo, San Pablo en la carta a los corintios es muy claro: "No se equivoquen, los que se entregan al pecado sexual... o son afeminados o practican la homosexualidad… no heredarán el reino de Dios." (1 Corintios 6:9).

Como es por muchos sabido, es el mundo al que se debe impregnar de las verdades de Cristo. No al revés.

-> Alberto Mora

24.Dic.2025


DERECHO A RÉPLICA

La Redacción de Portal UNO Argentina recibió un correo electrónico del presbítero que se cita en la primera parte de la nota precedente reclamando el derecho a réplica ya que, según él, el diálogo mantenido con una feligresa en la Catedral por la bendición de una pareja de lesbianas, no se habría producido.

En el envío se señala que él no ha expresado lo que nuestra fuente asegura como verdadero. Confiamos en la veracidad de los datos aportados por nuestra fuente, toda vez que a la misma le precede una trayectoria y compromiso con la verdad que no puede ser puesto en duda. El objetivo de la difusión de lo ocurrido es, principalmente, poner en evidencia un acto contrario a las enseñanzas cristianas, como se destaca en el artículo publicado.

El sacerdote se excede al insinuar cierta irresponsabilidad en el ejercicio periodístico al no ser citado el nombre del informante, aspecto que, tal vez desconozca que está protegido por la Constitución Nacional que permite preservar a las fuentes de información periodística, pieza de indudable valor en la libertad de prensa en un país democrático.

El breve diálogo con la feligresa es sólo una pieza (relativamente pequeña, por cierto) de un enfoque general con raíces ideológicas que se desarrolla en esta jurisdicción eclesiástica. Los contenidos de los encuentros de la Pastoral de la Diversidad, las publicaciones y posteos asociados, revelan un abordaje erróneo y parcial de la problemática de las personas con atracción hacia el mismo sexo. Esto, que sucede desde hace varios años en la diócesis, esperamos que cese para bien de los fieles, en especial de niños y jóvenes.

Acceso libre y gratuito al texto íntegro del correo electrónico recibido: CLICK ACÁ.

 
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