El Vaticano confirmó la beatificación del empresario argentino Enrique Ernesto Shaw, hombre casado, padre de 9 hijos, que vivió la fe con coherencia y compromiso llevando a su actividad empresarial la Doctrina Social de la Iglesia, un ejemplo que interpela al mundo entero.
La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (A.C.D.E.), parte actora, y la Acción Católica Argentina (A.C.A.), coactora de la Causa de beatificación y canonización del Venerable Siervo de Dios Enrique Ernesto Shaw, expresaron su "inmensa alegría la noticia de la decisión del Papa León XIV de autorizar la promulgación del decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios, resolución que abre el camino a su beatificación".
"La beatificación de Enrique Shaw le brindará al mundo el primer empresario reconocido como un ejemplo de santidad y resulta para el mundo una invitación urgente a humanizar la economía, trabajar por el bien común y la dignidad del trabajo", dijo Silvia Bulla, presidenta de ACDE.
Claudia Inzaurraga, presidente de la Acción Católica, señaló que "Enrique participó en la Acción Católica y vivió su fe con valentía, compartiendo proyectos, espacios de comunión, gestando comunidad en su entorno laboral y social, una vida que nos sigue inspirando a ser sal y luz en el mundo".
Una vida de santidad
Enrique Shaw nació el 26 de Febrero de 1921. Perdió a su madre en 1925 y su padre cumpliendo con el pedido de su esposa, confió la formación de su hijo a un sacerdote.
Fue alumno del Colegio De La Salle e ingresó luego a la Escuela Naval Militar, donde afloró su extraordinario testimonio de fe; mientras surcaba los mares del sur descubrió su compromiso en la labor apostólica. En 1943 se casó con Cecilia Bunge, con quien formó su familia de 9 hijos. En 1945 pidió la baja en la Armada Argentina para responder a su vocación por Dios con una especial misión.
Su corazón lo llevó a querer convertirse en obrero, pero el consejo de un sacerdote le abrió otra perspectiva y decidió llevar el Evangelio al empresariado. Llegó a ser director delegado en Cristalerías Rigolleau S.A. siendo un ejemplo de dirigente de empresa, que se preocupó por cada empleado como si se tratara de un hermano, dando sin medir a todos los que necesitaban algo de él hasta el día de su muerte.
Desde muy joven Shaw tuvo el propósito de avanzar en el camino de la santidad. Su vida fue testimonio de virtudes cristianas, demostró que es posible conducir con eficacia una empresa aplicando los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
Enrique Shaw fue uno de los impulsores de la creación de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (A.C.D.E.) y fue su primer presidente. Integró el primer Consejo de Administración de la U.C.A., trabajó para conformar la Acción Católica Argentina y el Movimiento Familiar Cristiano y promovió la sanción de la Ley de Asignaciones Familiares. Su vida está repleta de logros y trabajos.
En 1955, con el contexto de la fuerte persecución religiosa que siguió a la quema de templos y al enfrentamiento entre el Estado y la Iglesia, Enrique Shaw fue detenido por su condición de católico comprometido y por su fidelidad pública a la fe.
Cuando se enfermó gravemente de cáncer y necesitó transfusiones urgentes, los obreros de su empresa se ofrecieron espontáneamente a donar sangre para salvarle la vida. Murió a los 41 años en 1962.
El Papa León también aprobó la beatificación de 11 mártires españoles (nueve seminaristas, un sacerdote y un laico) que fueron asesinados por odio a la fe entre 1936 y 1937, durante la Guerra Civil. También reconoció las virtudes heroicas de tres personas, que desde ahora recibieron el título de venerables: fray Berardo Atonna y sor DomenicaCaterinadello SpiritoSanto, ambos italianos, y el sacerdote indio Joseph Panjikaran, fundador de la Congregación de las Hermanas Médicas de San José.