Ser vegano es un estilo de vida que busca excluir todas las formas de uso y explotación de animales.
Es fácil de entender que hay personas a las que no les gusta tal o cual comida. Lo que es más difícil es comprender por qué para justificar sus elecciones deben desechar los libros de biología, de fisiología, de nutrición y el sentido común.
El ejercicio del veganismo se manifiesta de varias maneras:
En la alimentación: la persona sigue una dieta estricta a base de plantas, lo que significa que no consume productos de origen animal: carnes, lácteos (leche, queso, yogur, manteca), huevos, miel, ingredientes o aditivos como la gelatina.
En otros aspectos de la vida: El vegano también evita productos que involucran lo que consideran explotación animal, como en vestimentas (cuero, lana, seda, pieles), en productos de belleza y del hogar que han sido probados en animales o que contienen ingredientes de origen animal, en entretenimientos (circos con animales, zoológicos, acuarios o cualquier actividad que use animales para el disfrute humano).
Mientras un vegetariano no come carne, pero sí consume otros productos de origen animal como huevos, lácteos y miel, un vegano no consume ningún producto de origen animal, ni en su dieta ni en su estilo de vida.
El veganismo se basa en el concepto ideológico, la creencia, de que los animales no deben ser tratados como una propiedad o como un recurso para el uso humano porque son seres "sintientes", que experimentan sensaciones y emociones.
Por otra parte, la idea de no comer animales por su condición de seres vivos es insuficiente. En las plantas hay vida como también en las semillas. Las plantas crecen y se reproducen porque estan vivas y las semillas pueden germinar porque también lo están. Establecer que lo que da "permiso" a comerse un ser vivo es que no se ría ante las cosquillas o no se asuste si suena un bocinazo, es francamente ridículo.
En la Argentina, aproximadamente el 12% de los habitantes mayores de 18 años se identifican como veganos o vegetarianos, según un estudio de 2020 realizado por la consultora Kantar Insights Division a pedido de la U.V.A., Unión Vegana Argentina.
El veganismo ha suscitado críticas y debates. Estas críticas se centran en varios aspectos:
1. La salud y la nutrición:
Deficiencia de nutrientes: Una de las principales preocupaciones es la posible deficiencia de ciertos nutrientes que se encuentran principalmente en productos de origen animal. La vitamina B12 es el ejemplo más citado, ya que no se encuentra de forma natural en alimentos de origen vegetal. Su deficiencia puede llevar a problemas neurológicos irreversibles.
Otros nutrientes críticos: También se mencionan otros nutrientes como el hierro, el calcio, la vitamina D, el zinc, el yodo y los ácidos grasos omega-3. Aunque se pueden obtener de fuentes vegetales, a menudo requieren una planificación dietética cuidadosa, la ingesta de alimentos fortificados o la suplementación para evitar deficiencias.
Riesgos para poblaciones vulnerables: Se ha señalado que una dieta vegana puede ser particularmente riesgosa para niños, adolescentes, mujeres embarazadas y adultos mayores, debido a sus necesidades nutricionales específicas y al mayor riesgo de deficiencias.
Malnutrición y problemas de salud: la comida vegana no garantiza una dieta sana, ya que muchos productos procesados y poco saludables pueden ser veganos.
2. La ética y la moral:
La muerte en la agricultura vegetal: Se cuestiona la ética del veganismo al señalar que la agricultura a gran escala para producir cultivos vegetales también provoca la muerte de numerosos animales (roedores, insectos, aves, etc.) durante la cosecha y por el uso de pesticidas. Se argumenta que el monocultivo y la destrucción de habitat tienen un impacto significativo en la vida animal.
La naturaleza del ser humano es ser omnívoro y está dotado de herramientas y sistemas biológicos para consumir y digerir carne.
Por si no alcanzaran estos argumentos, vale citar como ejemplos, que si estuviera mal comer animales, Dios no habría mandado a los judíos a comer cordero antes de huir del yugo egipcio, y Jesús no habría alimentado a más de 5.000 personas multiplicado pescados, sino que habría repartido higos.