Todos los caminos son válidos para imponer ideologías
En un nuevo capítulo de la búsqueda de convencer a la población que con gestos, fotos, colores o leyendas es posible resolver temas cruciales, la A.F.A. (Asociación de Fútbol Argentino) resolvió que la camiseta alternativa de la selección en el próximo mundial en Qatar tenga el color violeta.
Si se tratara de batallar realmente contra la violencia que se vive en la sociedad argentina el recurso no puede ser menos que ridículo. Las acciones contra el maltrato, el abuso, los homicidios, deben ser otras que nada tienen que ver con vestirse de un color o de otro.
Esta decisión que molestó a muchísimos seguidores del equipo nacional se basa realmente en un tema ideológico: promover la igualdad de "género" y los valores de la diversidad e inclusión.
La nueva remera alternativa "transmite un poderoso mensaje de igualdad de género, alineado a los valores de diversidad e inclusión que nuestra marca promueve", dijo Pablo Lamo, gerente general de Adidas Argentina. "A través del deporte tenemos la oportunidad de cambiar la vida de las personas, y el fútbol es uno de los instrumentos ideales para transformar la realidad”, expresó el empresario.
Comenzando por el principio, vale señalar que "género" es un término propio de una invención anticientífica que rechaza la evidencia biológica que establece desde el origen de los tiempos que sólo hay mujeres y hombres. Las personas no tienen género, sino sexo.
Para los cultores de la invención del "género" a las personas cuando nacen se les "asigna" uno y luego es posible que muten a otro, a otro, vuelvan al mismo, salten a otro y así hasta vaya uno a saber dónde.
Por lo tanto, la camiseta violeta es contraria a la ciencia, a la naturaleza, y no tiene nada de inocente. Todo lo contrario.
En cuanto a lo de usar un color para promover la diversidad e inclusión es consecuencia de lo anterior. "Diversidad" no es otra cosa que una pieza de la maquinaria ideológica que no refiere a las diferencias evidentes entre seres humanos (bajos, altos, morenos, blancos, asiáticos, etc.), sino que remite a naturalizar las desviaciones sexuales más insólitas para lograr que más niños y jóvenes se confundan y se suban a la comparsa multicolor.
En pasados mundiales hubo camisetas azules para usar por los jugadores cuando era preciso diferenciarse del equipo contrincante. El azul pleno, al menos, se emparenta con el celeste de nuestra enseña nacional.
Aunque el comunicado de la empresa Adidas intentó destacar que la casaca violeta "posee elementos que refieren a la identidad nacional, con el sol de mayo en la parte posterior del cuello y con sus rayos reflejados en la trama de la prenda", lo cierto es que esos detalles no son visibles para nadie.
Al igual que sucediera con Diego Maradona que tenía un talento único dentro de la cancha, pero dio asco saber sobre sus comportamientos adictivos (drogas, tabaco y alcohol, entre otras cosas) y su promiscuidad sexual, deportistas admirados por su talento deportivo como Lionel Messi y Ángel Di María, por ejemplo, se unen nuevamente a las acciones ideológicas de "género" como ya lo hicieron el 14 de Mayo en el PSG usando camisetas con los colores de la bandera LGBTIQ+.
¿Será que los jugadores argentinos son ignorantes del daño que implica adoctrinar a la población (en especial a los niños) en estos temas? ¿O es que el afán de seguir acumulando millones de euros los lleva a no medir si es moralmente sano lo que hacen?
