[2005] - Hace once años, un grupo de amigos aficionados a la pesca, comenzaron a llevar ayuda a algunos habitantes del Delta del Paraná. Actualmente, más de ochenta personas se han unido a este grupo, y a bordo de 7 lanchas que zarpan de San Isidro, realizan viajes destinados a acercar donaciones a escuelas, hospitales y familias carenciadas que se encuentran asentadas en territorio isleño.
Se bautizaron "Aminautas" (entremezclando las palabras amigos y nautas). La embarcación "Pampa III", propiedad de Carlos Espiño, fue el escenario donde nació esta peculiar historia de solidaridad en el año 1994, cuando un grupo de amigos se encontraba navegando por el sur de Entre Ríos, y decidieron preguntarle a un pescador cuál era el mejor lugar para pescar. Él mismo les respondió detalladamente, cediéndoles por un buen rato y sin egoísmo, las aguas de las cuales él extraía los peces que luego comecializaba para poder subsistir.
"Ese hombre trabajador y honesto –relata Espiño- nos trató con gran cortesía, cuando nos estábamos alejando para iniciar la pesca, comentamos entre nosotros la humildad con la que vimos que vivía su familia, y nos preguntamos porque la gente en ciertos lugares baja los brazos, y llegamos a la conclusión, de que esto va sucediendo de a poco, ante los golpes de la vida. En nuestro Delta hay gente que vive de la caza y de la recolección de frutos, en viviendas muy precarias y alejados totalmente de la civilización".
A partir de ese viaje comenzaron a juntar elementos para llevarle donaciones al amable pescador. Y fue tal el éxito de la colecta que les pareció demasiado llevar 17 cajas de ropa a sólo dos niños. Entonces decidieron llevar el resto de lo donado, junto a unos cuadernos, lápices y alfajores que habían comprado, a una escuela cercana para que la maestra los distribuya.
"Actualmente llevamos ropa, alimentos y medicamentos –enumera con entusiasmo Carlos- a ocho escuelas, siete jardines de infantes y 20 familias. Sentimos una inmensa alegría al ver que todo marcha como queremos, te puedo asegurar que la satisfacción que sentimos es enorme en comparación con lo que entregamos a la gente, yo antes navegaba y nadie me conocía, desde que formamos Aminautas, tengo muchísimos amigos que se alegran al verme –y con la voz quebrada afirma- creo que eso paga con creces todo el esfuerzo que hacemos".
Rita de Iadarola, es una vecina de Carlos, que se encarga de recibir la ropa que entrega la gente, luego la lava y la cose si es necesario, lo mismo hace con los muñecos, que según los comentarios, quedan como nuevos luego de pasar por sus manos. La labor de esta mujer es de una importancia vital, porque la política del grupo es la de entregar la ropa en condiciones apropiadas, para dignificar a quien la recibe.
"Quienes viven en las islas, no quieren venir a la ciudad, el estilo de vida es diferente –asegura Carlos- allá no existen los problemas de inseguridad, delincuencia y droga como en la urbe. Los chicos isleños, dentro de todas las carencias que poseen, son muy sanos y respetuosos, para ellos el maestro es sagrado, sin embargo yo nunca vi un docente gritándole a un alumno, se manejan de manera diferente, tienen otros códigos. Cuando los jóvenes por alguna circunstancia tienen que ir a la ciudad, sienten que la gente los atropella, se encuentran en un mundo totalmente diferente al suyo y eso los asusta, por eso no se quieren ir".
Es impresionante ver de que manera van cargados los barcos que hacen la recorrida para llevar su ayuda a estos castigados habitantes del Delta argentino; mucha gente los espera, algunos lloran al verlos llegar y otros les regalan su sonrisa en agradecimiento, lo cierto que estos solidarios navegantes no piensan cesar en esta digna empresa de soltar amarras para cooperar con nuestros compatriotas isleños.
