[2005] - Don Luis, como cariñosamente lo puede llamar cualquiera, se despide de los escenarios. Ya no habrá una presentación de esas que miles de hombres, mujeres y niños disfrutaron en tantas salas del país. Seguirá trabajando como sabe hacerlo pero dándose tiempo para otras cosas, permitiéndose estar más tiempo con los afectos, paseando sin la presión de un teatro que espera.
También esta actitud, la de darse lugar, la de cuidar lo que se quiere es un acto de sabiduría y de equilibrio, una expresión coherente de ese hombre que nos hizo reír una y otra vez, que nos hizo reflexionar y aprender mientras nos llevaba de la mano por el sendero de ese humor "apto para todo público". Por eso Portal Uno Argentina mantuvo un extenso diálogo con Luis Landriscina.
-Me estoy despidiendo no solo de la provincia de Buenos Aires sino de mi zona, porque mis hijos se han criado por acá. Yo recalé por este lado y es una manera de agradecerle a Olivos, a Martinez, a toda esta zona donde se han desarrollado las vidas nuestras, con los hijos y ahora los nietos.
- Luis ¿Cómo es que llega a esa zona?
-Buscando una casa que no hubiera que pedirle permiso al de arriba o al de abajo para festejarle el cumpleaños a los hijos. Estaba en un departamento y había que pedirle permiso al de arriba y al de abajo diciendo "Mire ¿Puedo hacer el cumpleaños de mi hijo, porque se van a quedar un poquito mas?"... y yo venía de tener una casa con 45 metros de fondo en el Chaco y entonces mi mujer salió a buscar y estamos acá desde que decidimos cambiar. Desde el '72 así que ya hace 33 años.
- Con respecto a esta despedida de los escenarios.. ¿es cansancio?
-No, no es problema del alma... ¡del almanaque!... Son 41 años de gira y yo quiero ya el hilo que queda en el carretel -que ya me permite ver la madera- disfrutar con algunas otras cosas. Porque en algunos años mas no voy a tener ni las mismas ganas ni la misma vitalidad para poder hacerlas. De pronto quedarme en la casa de algún amigo en la patagonia o en Catamarca o en Formosa y tener tiempo para quedarme un dia mas, si me promete un pescado ¿no?.
- Igual el contacto con la gente no lo pierde
-No, porque bajo de los escenarios pero no bajo de la actividad. Tengo un programa de televisión en el aire semanalmente por Canal Rural... Todo eso lo estoy cuidando porque es una cosa que tiene mas de 14 años, hay propuestas para el año que viene. Y yo sigo trabajando, en fiestas privadas, las cenas show de empresas de fin de año, esas cosas las voy a hacer. Lo que no voy a hacer es ir a un teatro a convocar gente. Y cuanto menos viaje mejor.
- Es ir poniendo un poco el freno
-Si, si, además hacer otras cosas. A mi me gusta la huerta, tener tiempo para eso, viajar con mi mujer -que a ella le gusta viajar, yo ya estoy cansado de viajar- pero ya estos viajes ya serían sin tener el compromiso de a tal hora tenés que estar vestido y que la garganta te esté funcionando porque la gente está esperando de vos maravillas... y pensar que la gente salga contenta.
- ¿Alguna vez tuvo dudas de eso?
-No, no. Yo he trabajado para que siempre sea así. Por eso hay cosas que yo eludo porque se que son irritativas.Yo no toco el tema futbol, ni religión, ni política porque es hacer reir a una fracción a costa de otra fracción. La idea mia es que se rian todos. En lo posible que no se tenga que desparramar la familia para escucharlo a Landriscina. Me ha contado historias hermosas donde dicen que yo armonizo los viajes de la familia, porque de pronto la música de papá no les gusta a los hijos, y la música que le gusta a los hijos no le gusta al papá. Entonces es lo que yo trato de hacer en el escenario, que quieran venir los jóvenes a verme y que no haya que separar a la familia porque Landriscina va a contar algo inconveniente o algún golpe bajo o alguna palabra gruesa... no las he necesitado en 41 años de profesión. Y yo siempre lo digo -y lo digo arriba del escenario- no hay país sin sociedad, y no hay sociedad sin familia...
- La experiencia de tantos años de escenario ¿qué es lo mejor que le ha dado?
-Yo soy un gran averiguador y el bucear en la realidad de mi pais, no solo en el acento -porque eso no es lo que pinta al provinciano sino que es el esfuerzo- me ha enriquecido a mi y me ha permitido poderlo compartir con la gente. La gente va aprendiendo conmigo en un cuento donde yo, disimuladamente, le estoy dando una información, se rie pero de paso que Cuyo viene de cuyún y que cuyún quiere decir piedra pedregoza y que ahí estaban los huarpes, que fueron los primeros fabricantes de acequias de esta parte de América. Y eso lo digo previo a un cuento de Mendoza. Le estoy tirando un dato que nadie se sentaría a averiguarlo en una enciclopedia.
-Qué saludable esto de hacer humor después de tanto tiempo, sin perder vigencia, impacto, actualidad, que la gente busque eso. Habiendo tanta otra cosa ¿No?
-Si, si. Yo parto de una base: Ud. sube a un escenario para hacer de lo suyo una expresión de escenario -bailar, cantar, actuar, recitar-? Lo suyo tiene tiene que tener un mensaje estético. Si no no hay que subirse a un escenario. Entonces ¿cual es la parte estética del humor? El buen gusto. Y después: la sorpresa, que es condición básica del humor. Si el final es previsible, deja de ser humor. Yo siempre digo que hay una competencia no confesada: el que escucha dice "A que sé cómo termina",... y el que cuenta dice que no.
En otro momento de la charla -generosa, distendida- con Don Luis surgió el tema de la provincianía.
-El provinciano es el tiene tiempo para ver y contar cosas. El que no tiene tiempo para ver es el de la ciudad que vive colgado de los pasacaños de los colectivos, de los transportes. No tiene nada para ver por que siempre va agarrado del pasamanos y cuando llega se pone a trabajar. Cuanto más podrá tomar algo de la oficina, de la fábrica, del taller. Pero salió cansado a la mañana y llega cansado a la noche.
- Y no vió el paisaje
-Y no vio el paisaje
-Porque no hay paisaje
- No hay, tiene un caño de horizonte, que se agacha de vez en cuando para no pasarse con el colectivo.
-Qué cosa la de Buenos Aires, que está lleno de provincianos que han perdido su provincianía...
- Habemos muchos que no nos hemos acostumbrado del todo, hemos armado nuestros microclimas. Yo estoy en Olivos pero sigo con mis costumbres de juntame con los amigos, cocinar, comer, por eso buscamos una casa. Y otros tienen que modificar códigos muy serios como viajar tanto o vivir en una cosita ahí apretada, teniendo un terreno en Santiago o en Catamarca o en Santa Fe que sale al otro lado de la manzana... Pero a veces hay que venir a buscar lo que la materia prima produce, por ejemplo en el caso del algodón. Nosotros somos los mayores productores de algodón del país, pero las hilanderías están acá, las tejedurías están acá, y la confección está acá. Y la comercialización de todo eso está acá. Entonces el chaqueño viene a buscar su cuota de trabajo que genera su materia prima. Si esto estuvier allá... ¡Habríamos muchos menos chaqueños acá!
Frente a esta despedida de los escenarios (en el Bristol de Martínez, y en Villa Ángela luego) que le permitirá disfrutar más de su familia (su esposa Betty, dos hijos varones (Dino y Luis) y sus tres nietas), este querido hombre del humor expresó:
Lo que mas quiero destacar es mi gratitud a la zona, porque nos hemos desarrollado y hemos vivido y convivido con alegría en este lugar. Mis hijos están aquerenciados por acá y en la gratitud de ellos está también la mía. Que he encontrado en Buenos Aires el eco que necesitaba mi voz para que sea trascendente.
