Florencia Gorchs tiene 35 años, vive en San Isidro y desde hace algunos años se dedica a participar en las pruebas de supervivencia más difíciles de nuestro país y del mundo. Esta mujer sumamente simpática, femenina y arrolladora, forma parte de un equipo de cuatro integrantes, donde ella es la única dama.
Desafiando los climas más difíles del planeta, las pruebas físicas más duras y saliendo adelante tan sólo por sus propios medios, Florencia es el claro ejemplo de lo importante que son las metas en la vida y a la vez, supo que el camino elegido no era el más fácil, por eso se esforzó al extremo y casi sin sponsors representó con excelentes resultados, junto a sus compañeros, a nuestro país en diferentes competencias.
Conversamos con ella y nos detalló: "Cuando terminé el secundario empecé a estudiar psicopedagogía y al poco tiempo abandoné porque me di cuenta que mi verdadera vocación pasaba por la gimnasia, hice un profesorado y comencé a dar clases en gimnasios, a la vez salía a correr varias veces a la semana y en ese tiempo por esas vueltas de la vida nos fuimos con Juan Manuel (su marido) a vivir al sur y ahí intensifiqué mi entrenamiento".
La Eco-challenge, es una competencia fundada por Mark Burnett, en dónde participan personas, de 24 a 55 años, de todo el planeta y de las más disímiles ocupaciones y profesiones. En ella 70 equipos de cuatro personas, en dónde debe haber obligatoriamente al menos una mujer, tienen que atravesar situaciones extremas, allí la resistencia corporal, la templanza espiritual y la paciencia, se ponen a prueba a cada paso.
"La primer competencia para la que comencé a entrenar fue para el tetratlón de Chapelco, lo gané y ahí Sebastián Tagle me invitó a participar en el Eco-Challenge de Marruecos, a partir de ese momento me preparé para distintos tipos de disciplinas es decir ciclismo, empecé a remar, a nadar, a esquiar, ya que cada una de las competencias se desarrolla en climas y paisajes totalmente diferentes y extremos, en Marruecos tomé la dimensión real de lo que significaban este tipo de competencias ya que eran 500 km. y había que combinar remo, bicicleta, trekking, kayac y cabalgata, fue realmente agotadora".
Florencia asegura que cuando vuelve de los viajes no puede parar de dormir y de comer, habitualmente vuelve con 6 o 7 kilos menos por el gran desgaste realizado, también manifiesta que es muy difícil para quienes rodean a estos deportistas soportar la dedicación y los viajes que tienen que realizar, pero que sin embargo con esfuerzo es posible seguir adelante.
"Disfruto mucho entrenando y estando con los integrantes del equipo –asegura con entusiasmo Florencia- nos llevamos realmente bien y eso es fundamental. Hay momentos de algunas de las competencias que son muy duros, por ejemplo en Bariloche nos perdimos una noche en Las Cañas y la pasamos muy feo casi nos congelamos; una competencia en Borneo fue muy exigente, duró seis días y de 70 países del mundo fuimos cuartos todo el tiempo, casi hasta el final, pero tuvimos que abandonar porque uno de los chicos estaba muy mal de salud, nosotros intentamos seguir pero estábamos desanimados, las consecuencias fueron serias porque terminamos todos internados, yo estuve en terapia intensiva y volvimos todos enfermos, nos contagiamos lectospirosis".
La charla con esta deportista increíble, fue mucho más larga y estuvo plagada de anécdotas y recuerdos atrapantes. Pero lo más importante fue captar la esencia que marca el rumbo de Florencia, es increíble pensar como esta mujer menuda y delicada, ha desafiado con coraje a la madre naturaleza y se ha sobrepuesto al calor sofocante, al frío paralizante, al cansancio de los músculos, al hambre y al sueño, todo por obtener la enorme satisfación de haber llegado a la meta propuesta, para ella con eso es suficiente y tan solo esa satisfacción, justifica todo el esfuerzo realizado, al menos eso deja entrever a través del brillo de sus ojos y de de su enorme y franca sonrisa.