[2005] - "No amemos con palabras o con frases, sino con obras y de verdad" I Juan 3-19
En 1979, un grupo de jóvenes cuyas edades oscilaban los 23 años y que vivían en Martínez y en Olivos, decidieron darle vida a la Fundación Cruzada Patagónica, movidos por una vocación comunitaria y solidaria. Fue así que fueron dejando su lugar de origen, para radicarse en Junín de los Andes, provincia de Neuquén, dónde fundaron el Centro de Educación Integral San Ignacio, que es una escuela albergue a la que asisten jóvenes de la comunidad mapuche, los cuales son formados de manera integral por un excelente equipo de docentes.
Cuando los integrantes de la Fundación Cruzada Patagónica, entre ellos Germán Pollitzer y Eduardo Ramis con sus esposas, iniciaron su marcha hacia el sur de nuestro país para instalarse en el Valle de Sancabao, seguramente no imaginaron que su obra iba a tomar una dimensión tan importante.
Cientos de niños y adolescentes mapuches, han pasado por la aulas del principal emprendimiento de la Fundación, que es el Centro de Educación Integral San Ignacio. Desde allí acceden a distintas alternativas de capacitación y formación, desarrollando sus potencialidades para su beneficio y el de su comunidad, eso se logra, gracias a una forma de trabajo adaptada a la realidad y a la interacción constante entre práctica y teoría, con experiencias en situaciones reales en el campo.
La Fundación, tiene una oficina en Buenos Aires desde donde, entre otras cosas, se organizan campañas de recolección de donaciones que son enviadas luego, a Junín de los Andes. María Celia Pollitzer y María Sol Ramis, hermana e hija respectivamente de los fundadores del grupo, recibieron a Portal Uno Argentina.
"El primer objetivo -destaca María Celia- que se plantearon hace 23 años, fue el de viajar para ayudar a los aborígenes. Este proyecto inicial fue cambiado radicalmente, porque al llegar y poder hacer un intercambio de culturas, decidieron trabajar en conjunto. El avasallamiento y el desinterés que han sufrido los mapuches, por parte del "huinca", como le dicen ellos al hombre blanco, fueron muchos, por eso lograr hacerlos sentirse parte de este proceso, en el cual no se hace nada sin consultarlos, es muy valioso; no es dar por dar, queremos saber lo que realmente les hace falta y en ese diálogo ir logrando las cosas juntos".
El asesoramiento legal y contable que le brindan a los lugareños, acompaña a la reivindicación histórica del pueblo mapuche que como explica María Sol, "fueron desposeídos de sus tierras y los ayudamos para que puedan recuperarlas y explotarlas como ellos lo deseen, para esto tuvimos que explicarles las leyes que los amparaban y las que rigen sus territorios, ya que poseen derechos y obligaciones que no estaban acostumbrados a cumplir".
El Centro de Educación Integral San Ignacio ofrece educación primaria, que responde a la población adulta rural, con maestros itinerantes en el campo y en la escuela. A la vez dicta el tercer Ciclo de la Educación General Básica con: Pre Trayecto Técnico Profesional de Producción Agropecuaria con los módulos de Huerta, Forestación, Apicultura, Forrajes, Ovinos, Cerdos, Aves e Industrias de Granja, y el de Servicios Agropecuarios con los módulos de: Tractorista, Motosierrista, Instalaciones Eléctricas y Carpintería.
"Algo muy importante para destacar –resalta María Sol- es que los fundadores viven dentro de la comunidad educativa, desde aquí les brindamos respaldo y nos encargamos de organizar colectas y actividades para recaudar fondos. Los cambios dentro de la comunidad mapuche fueron muchísimos desde la llegada de la Fundación, hechos como que haya jóvenes que estén terminando el secundario y algunos tengan pensado estudiar en la universidad para luego volver y ayudar con sus conocimientos a su pueblo, son un buen parámetro de los avances vivenciados -y agrega María Celia- agracemos muchísimo a quienes nos ayudan porque sin ellos no hubiéramos logrado esta gran obra".
