[2005] - La Fundación Rugby Amistad nace como resultado de la voluntariosa unión de tres amigos, quienes sufrieron accidentes durante la práctica de su deporte favorito: el rugby. Se constituyó en Buenos Aires, como una Asociación Civil sin fines de lucro el día 6 de Julio de 1992, con el fin de brindar asistencia moral, espiritual y económica, a todo jugador que sufra una lesión grave durante la práctica de este deporte.
A los 19 años Ignacio Rizzi, dejó el San Isidro Club, para jugar en el Villeneuve-sur-Lot, de Francia, siendo unos de los jugadores vanguardistas en el rugby europeo, sin embargo allí sufrió un accidente que cambió su rumbo por completo. Un tackle, que lo hizo caer y dos jugadores contrarios que cayeron a la altura de su espalda provocaron una sobrecarga en su cuello, que terminaron por lesionar la quinta y sexta cervical.
Luego de reiteradas operaciones a lo largo de tres años y habiéndose rehabilitado en Francia, regresa a su Buenos Aires, con una sola idea: crear una Fundación similar a la que lo asistió durante su rehabilitación en Francia. Al llegar a la Argentina, se junta con dos amigos que habían sufrido una lesión de similares características, y es allí mismo donde comienza a gestarse el proyecto de establecer la Fundación Rugby Amistad Argentina. Para ello, solicitan el nombre a la Fundación Rugby Amistad de Francia, quienes no dudaron en otorgarlo.
Charlamos con Ignacio Rizzi acerca del arduo trabajo que realizan y al respecto destacó: "Las necesidades de la Fundación son principalmente económicas, pero sin embargo toda ayuda es bien recibida, a través de la venta del merchandising en las canchas de rugby y de la organización de algún campeonato de jugadores donde se destinan las ganancias para la misma. Se han hecho también exposiciones de pinturas con temáticas de rugby donde se recaudaba la venta de los cuadros... todo se destina a la fundación o sea que lo que se gana se destina para ayudar a los chicos".
La misión de la Fundación es procurar sensibilizar a los jugadores de rugby, dirigentes, prensa, cuerpos médicos y opinión en general, sobre las reglas del Fair Play (juego limpio), las condiciones de seguridad, la prevención de los accidentes y la asistencia a las personas que, en la ocasión de la práctica del rugby, se encontraran accidentadas y disminuidas, proveyendo ayuda moral, espiritual, social, laboral y económica.
"Hay algo que es inevitable –aclaro Nacho- las necesidades de los chicos van acompañadas con las del país. Cuánto peor va el país más necesitada está la gente, mas caras son las cosas. Fijate que antes la silla de ruedas salía mil dólares y ahora el equivalente son más de tres mil pesos. Para que tengas una idea las sillas tienen una duración de cuatro o cinco años, con lo cual cuando se llega a ese tiempo cumplido hay una necesidad que surge y lo nuestro consiste en pelear por ella todos los días".
En la actualidad aproximadamente 30 personas conforman este equipo solidario que -afortunadamente y con mucho esfuerzo- ha obtenido logros sumamente importantes.
"La primera frase que le digo a los chicos cuando me encuentro con este tipo de casos es "no te preguntes el por qué te pasó a vos, sino el para qué te pasó...porque para algo te pasó a vos". Lamentablemente nos tocó a nosotros cargar la cruz, hay algunos que la llevan bien, otros la llevan mas o menos y otros que la llevan muy mal, pero el que encuentra la forma de llevarla le hace mucho bien a toda la gente que lo rodea".
Ignacio no tiene más que palabras de agradecimiento a todas las personas que colaboran con este emprendimiento, también para las empresas que hacen su aporte. Si bien reconoce que no alcanzan a cumplir con todos sus objetivos por la realidad económica de nuestro país, asegura que no piensan bajar los brazos por nada del mundo. Lo cierto es que la vida puso a prueba a estos jóvenes deportistas y tuvieron que seguir adelante a pesar de la mala jugada, logrando transformar esos "malos momentos" en ayuda y contención para los chicos que hoy, los necesitan para salir adelante.
