San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: ACTIVIDAD CULTURAL

 
Se presentó en San Isidro el libro sobre Roque Sáenz Peña
   
En una pormenorizada y altamente enriquecedora conferencia llevada a cabo el miércoles 10 de Septiembre en la Quinta Los Ombúes, la escritora María Sáenz Quesada acercó detalles de su nuevo libro dedicado a Roque Sáenz Peña.

La actividad se inició con la bienvenida por parte de la directora del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela", arquitecta Marcela Fugardo, quien expresó "Una vez más nos reúne esta casa cargada de tradiciones para evocar a una figura que no debe estar ausente de la memoria de los argentinos. Me refiero al Dr. Roque Sáenz Peña quien fuera presidente de la República y un hacedor relevante de la cultura cívica. Quien además está ligado a las tierras de San Isidro a causa de las temporadas en que fue huésped ilustre".

Seguidamente, el historiador y ex director del museo anfitrión, Bernardo Lozier Almazán, destacó en la presentación de la autora el centenario de su paso a la inmortalidad de Roque Sánz Peña y la particularidad de ser homenajeado "en esta casa, que en su momento fuera propiedad de Eduardo Lahitte, el padre de Cipriana Lahitte de Sáenz Peña", la madre del ex presidente.

"Los sanisidrenses recordamos con particular afecto a este 'Señor de la República', como se lo llamaba por aquellos días, en que padeciendo las consecuencias de su diabetes, los médicos de aquel entonces le recomendaron el reposo y cambio de aire, como único y eficaz remedio para combatir su enfermedad."

"Así fue como el destino dispuso que viniera a San Isidro (en 1912), donde su buen amigo Manuel José Aguirre le había ofrecido gratuitamente su chacra y solariega casa, que en el pasado fuera de Juan Martín de Pueyrredon, y hoy es nuestro Museo Pueyrredon."

"Es bueno recordar, que Roque Sáenz Peña no aceptó tan generoso ofrecimiento, acordando que haría un aporte de 500 pesos mensuales destinados al Hospital de San Isidro. ¡Qué ejemplo -para los días en que vivimos- el de éste Señor de la República!"

"Sáenz Peña era un aristócrata, y como tal vivió aquí en San Isidro, acompañado de toda la pompa protocolar con que se jerarquizaba la función presidencial de aquellos tiempos."

"El 15 de mayo de 1912, día de San Isidro Labrador, Sáenz Peña participó de los muy concurridos festejos patronales y al día siguiente concurrió, bajo una lluvia torrencial, a la inauguración del colegio 'Carmen Arriola de Marín', acompañando al generoso donante, Plácido Marín, a monseñor Juan Nepomuceno Terrero, al Intendente Municipal Andrés Rolón y numerosa concurrencia."

"Llegadas las festividades navideñas, organizada por su esposa, ofreció una fiesta infantil en la chacra, a la que concurrieron más de 3.000 niños a los que obsequió juguetes y un almuerzo, seguido de diversiones que duraron hasta el atardecer."

"Este Museo ha querido rendirle este homenaje al Dr. Roque Sáenz Peña, y para ello nadie mejor que la Lic. María Sáenz Quesada, prestigiosa historiadora, escritora de afilada pluma, académica de número de la Academia Nacional de la Historia, y muchos méritos más, autora de la reciente biografía del prócer”, destacó Lozier Almazán.

"El libro se llama 'Roque', porque quise darle el tono intimista con que él firma todas las cartas que he tenido el placer de leer”, dijo la autora al comenzar.

"Fue un presidente pero también fue un joven muy farrista, divertido, estudiante de derecho, voluntario de la guerra del Perú y muchas otras actividades. He presentado el libro en muchos lugares con los que estuvo relacionado. En el consejo argentino de relaciones internacionales sobre la perspectiva como diplomático, en el Club del Progreso, centro de actividad social y política de toda su vida, en el Congreso de la Nación donde fue legislador, en el Centro Naval del Roque con fuerte afición por la navegación que lo llevó a la Isla de los Estados apenas asumió como presidente.”

El centenario de la muerte de Roque Sáenz Peña ha pasado muy desapercibido para los medios y las celebraciones oficiales, porque no cuadra bien con los tiempos que vivimos y tampoco cuadró nunca, porque los conservadores han preferido rescatar la memoria de (Julio Argentino) Roca o de (Carlos) Pellegrini y dejaron a este presidente.”

Tampoco cuadra en una época donde todo es blanco o negro porque Roque fue un hombre de conciliación, pese a lo apasionado que era. La vida le fue enseñando que debía concensuar, dialogar, por eso cuando llega a la presidencia (realmente enfermo) puede poner en marcha un proyecto renovador con el cual la Argentina se incorporaba a los países más modernos del siglo XX.”

Cuando murió Roque Sáenz Peña –citó la historiadora- el país se conmovió y fue “el mayor entierro popular hasta ese momento”, según los periódicos de la época. Porque toda la sociedad de Buenos Aires, desde lo más encumbrado a los trabajadores, además de los medios de prensa de Uruguay y otros países se hicieron eco del acontecimiento. "Todo el país le amaba porque veían en él a un redentor, alguien que tenía las mejores intenciones para la patria", dijo alguien sobre el fallecido.

"He tratado de que sea la voz de Sáenz Peña la que hable al lector. Las cartas que Roque, sus amigos y su familia intercambiaron tienen un gran valor para que todos las lean completas.”

Roque Sáenz Peña forma parte de lo que se conoce como “La generación de 1880”. Su gran adversario fue el general Julio Argentino Roca y con Carlos Pellegrini lo unió una gran amistad, a pesar de las diferencias. Tuvo amistad con Miguel Cané, Lucio Vicente López, Indalecio Gómez, Exequiel y José María Ramos Mejía, Hipólito Yrigoyen, Leandro N. Alem, Aristóbulo del Valle, Estanislao Ceballos, Vicente Casares, Paul Groussac. También mantuvo una estrecha relación con el catalán Juan Bialet Massé, el hombre que tuvo mayor visión con respecto a la necesidad de soluciones concretas al problema social.

Roque nace en 1851, en el momento previo al Pronunciamiento de Urquiza. Fue bautizado como corresponde a una familia federal. Su abuelo, el que había comprado la propiedad de Mariquita Sánchez, era abogado de Juan Manuel de Rosas, y su otro abuelo -que se llamaba igual él-, también era rosista. Una familia hondamente católica, muy dedicada al derecho y sin relación con las guerras de la Independencia. "Sin embargo, Roque, fue un guerrero voluntario. En una familia tan católica, Roque se incorporó a la masonería, defendió las leyes laicas de los años '80 para disgusto de su propia madre. Esta dualidad de orígenes y su pertenencia a la generación del '80 le permitió, cuando llegó a la presidencia, conciliar esas tendencias y dar lugar a unos y a otros.”

Sáenz Peña comienza su actividad política desde muy joven en las filas del partido Autonomista junto a Leandro N. Alem. El otro gran dirigente a quien él sigue es Aristóbulo del Valle.

Al terminar la presidencia de Sarmiento, con la revolución de Mitre, Roque se presenta como voluntario para apoyar la legalidad. Durante tres meses participa de la campaña militar que termina en la batalla de La Verde cuando es derrotado el mitrismo.

Al volver a sus estudios de derecho termina la carrera con una tesis sobre la condición de los niños expósitos, demostrando su preocupación por los débiles.

Presentando una característica del homenajeado, la escritora menciona que Roque Sáenz Peña, aparentemente, cada cargo obtenido al poco tiempo lo fatigara y prefiere tomar otro rumbo.

Luego de que afrontara la dura revés de no poder casarse con la mujer que quería porque su propio padre se lo impide al confesarle que ella era su hermana (fruto de un amorío de su progenitor), Roque Sáenz Peña se embarca nuevamente como voluntario para apoyar la causa del Perú y Bolivia enfrentando a Chile en la Guerra del Pacífico.

Durante un año, desde Junio de 1879 hasta Septiembre de 1880, Roque -con el grado de teniente coronel- enarbola las banderas de una causa que considera justa y salva casi milagrosamente su vida en la batalla del morro de Arica, en ese momento territorio peruano y actualmente en manos chilenas.

Al regresar ocupa un cargo en el ministerio de Relaciones Exteriores y luego, en Europa, entabla amistad con Carlos Pellegrini. Cuando va terminando la presidencia de Roca, Roque y algunos amigos se contactan con Miguel Juárez Celman, "un fracaso como presidente pero que había sido un gran gobernador de Córdoba" que al ser apoyado por el propio Roca lo deja descolocado y termina con un cargo diplomático que lo proyecta como una figura en ese campo.

Por este tiempo ya está casado con Rosa González, una joven proveniente de una familia mendocina, luego de dos años de noviazgo y ya tenía una hija, que sería la esposa de Carlos Saavedra Lamas, prestigioso político, diplomático y jurista argentino, premio Nobel de la Paz.

El primer cargo diplomático de Roque Sáenz Peña es en Montevideo donde tiene como parientes a la familia Herrera y Obes, quienes están tratando de evitar el ciclo militarista en la vecina orilla. Roque "debe limar asperezas entre las dos repúblicas del Plata que, como dos repúblicas hermanas siempre estaban en pésimas relaciones" y poco antes de llegar a la presidencia firma un protocolo que pacifica la situación reinante.

En Uruguay, junto a su primo Gonzalo Ramírez, lleva adelante el primer Congreso de Derecho Privado en Latinoamérica para independizarse de lo europeo y unificar criterios, sobre todo en lo referido a la situación de los inmigrantes.

Luego participa del primer Congreso Panamericano en Washington en momentos en que la convicción de la diplomacia argentina indicaba que los EE.UU. habían despojado a México de los estados del norte.

Para Roque "tanto la guerra de Chile contra Perú y Bolivia como la guerra de los EE.UU. contra México son dos malos ejemplos que no pueden seguirse. En toda su postura internacional hay una defensa del derecho de los países a mantener su territorio".

Precisamente, es posible leer las crónicas periodísticas de José Martí, corresponsal del diario La Nacion en Washington, que asistió al congreso Panamericano, con el relato de cómo se destacaron los argentinos en las comisiones. Fue en aquel encuentro cuando Sáenz Peña se opuso fuertemente a las intenciones estadounidenses de lograr una unión aduanera americana que impidiera el comercio con Europa. "La Argentina comercia con todo el mundo", dijo el delegado argentino en su famoso discurso que dejó grabada la frase "Sea América para la humanidad".

Ya de regreso y por el prestigio adquirido por su actuación en Washington, ejerce como canciller hasta la renuncia del presidente Juárez Celman. En 1892 cuando su trayectoria lo hacía ver como un gran candidato a la presidencia, Julio A. Roca aliado con Bartolomé Mitre impulsan al padre de Roque, el juez de la Corte Suprema Luis Sáenz Peña y el político en ascenso da un paso al costado, pero apoya durante más de un años a su padre desde las sombras.

Luego, retirado a una estancia en formación donde Roque Sáenz Peña se muestra como un administrador y empresario en cada detalle.

Mientras se ocupa de las cuestiones del campo y de su estudio, Roque retorna a la política con la promesa de un gran proyecto nacional que contemple la incorporación de los extranjeros mediante el voto, como señala en un discurso del Club del Progreso.

Sáenz Peña llega a la presidencia como candidato oficial de Figueroa Alcorta, sin oposición, y conviene en Lucerna (Suiza) con su amigo y quien sería su ministro del Interior, Indalecio Gómez, los pasos que había que dar para que se ofrezca al país como prenda de pacificación una ley electoral con representación de las minorías y con el voto obligatorio.

Gobernaría poco menos de tres años y entre distintos aspectos de su gestión se destacan: la ley electoral, el petróleo (recientemente descubierto en 1907), el trato de la cuestión social (el derecho de huelga y la legislación sobre mutuales) y la buena relación con Brasil, Chile y Uruguay.

Su último mensaje dice que "hay que trabajar en política y no esperar todo del Estado".

Juan B. Justo, el dirigente socialista que tanto lo combatió, dijo al morir Sáenz Peña "quien hizo una revolución pacífica en América es Roque Sáenz Peña, una revolución sin armas, por medio del sufragio".

A poco de asumir como presidente, Roque le escribe a un diputado cordobés diciendo que "él va a gobernar como debe ser: para el país y no para los amigos", concluyó la historiadora.

 
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