Con el uso estético del Botox se busca no hacer visibles las arrugas de expresión y con ello hacer un desesperado intento de detener el paso del tiempo. Que todos sabemos que no puede lograrse.
Vemos con más o menos frecuencia (todo depende de por qué ambientes uno se mueve) cómo algunos rostros no tienen ciertas arrugas, pero portan una extraña ausencia de espontaneidad. Sacrifican la expresividad en haras de parecer -sólo parecer- algo más "jóvenes". En algunos casos, principalmente en mujeres, observamos cómo estos y otros artilugios se transforman en una obsesión que no permite ver la realidad. Algo parecido a lo que ocurre con la anorexia, trastorno psicológico que impide reconocer el desagradable aspecto que muestra el espejo.
Aunque desde hace siglos, ha habido buscadores de pócimas mágicas que los mantuvieran jóvenes, sabemos que eso es pura fantasía, salvo en estos tiempos de simulación.
Con la llegada del Botox, durante 6 meses, a lo sumo, una persona no arrugará mucho su frente al levantar las cejas y las "patas de gallo" serán menos notorias al reir, pero el paso del tiempo hará lo suyo. Luego de 6 meses de una parálisis "controlada" de la expresividad, las arrugas aparecerán ahi y seguirá la natural evolución del rostro, por lo que el interesado en emular a Dorian Gray (imagen del actor Hurd Hatfield, protagonista de la película de 1945) correrá a aplicarse nuevas dosis de la toxina.
El Botox y cualquier otro recurso que busque "congelar" la lozanía, la juventud y la "frescura" de un rostro son una demostración angustiada de insatisfacción y sobrevaloración de la imagen. Como es sabido, la juventud es... una etapa de la vida, sólo eso. La vitalidad, las ganas de aprender, de arriesgar, de vivir en definitiva, son lo que definimos equivocadamente como "estar jóven", aunque en realidad lo que queremos decir es que estamos... ¡vivos!.
Madurar, envejecer, con dignidad, con altura, con fuerza, requiere no sólo del paso del tiempo, sino fundamentalmente de... dignidad, altura, fuerza, vitalidad. Esas son las "inyecciones" que pueden hacernos falta, y que no se logran en un consultorio o frente a un espejo.
Para comenzar, las inyecciones de Botox no tienen efectos permanentes, sólo duran entre 3 y 6 meses. Cuando el efecto de la parálisis va pasando, los músculos van recobrando su movilidad y por lo mismo las líneas y las arrugas vuelven a aparecer.
Vale mencionar que las inyecciones de Botox no tienen ningún efecto en las arrugas causadas por el sol o por la caída de la piel debida a los efectos de la gravedad y a los años. Además, no son recomendables para las arrugas o líneas que se forman alrededor de la boca.
Finalmente, algunos efectos secundarios: dolor de cabeza, moretones, enrojecimiento y dolor en la zona donde fue aplicada la inyección, síntomas parecidos a la gripe, náuseas o puede haber caída de los párpados, o parálisis transitoria, si acaso el Botox entra más profundamente en el músculo habraá que esperar hasta que pase el efecto (3 a 6 meses). Por esta razón también se recomienda no frotar el área donde se inyecta por 12 horas y no acostarse por 4 horas después de la inyección.
¿Qué es el Botox?
El Botox (botulinum tipo A) es una toxina que paraliza temporalmente los músculos que comenzó a utilizarse en Estados Unidos en los años '60 como agente terapéutico para el tratamiento de enfermedades relacionadas con desórdenes neurológicos, caracterizados por una involuntaria contracción muscular.
Se trata también la aplicación de esta toxina de una técnica que progresivamente fue ganando terreno desplazando a técnicas de cirugía estética como el lifting.
La preocupación que se instala en personas que no aceptan el natural paso del tiempo en su rostro es el principal socio del Botox. A pesar de que es para muchos evidente que esa falta de arrugas es fruto de este recurso y que el rostro pierde capacidad expresiva por la parálisis muscular, igualmente muchos lo utilizan, mujeres principalmente aunque la obsesión por la "eterna juventud" tiene hombres en sus filas.
El uso del Botox es delicado
En primer lugar, hay que tener un conocimiento preciso de la anatomía humana, así como del manejo de las dosis y los instrumentos. Entre los efectos colaterales más reportados se encuentran: parálisis facial, ptosis palpebral o caída del párpado y cefaleas (12 a 24 horas después de la aplicación). Sin embargo, la distorsión no es para siempre. Después de cuatro o seis meses, el desagradable efecto habrá desaparecido.
Es interesante comentar que, según recientes investigaciones, cuando se administran en combinación con terapia física, las inyecciones de Botox pueden ayudar a fortalecer los músculos débiles y posiblemente restaurar el movimiento normal en los niños con parálisis cerebral, uso este de gran interés y probables desarrollo futuro.
Esta toxina -usada con fines estéticos- provoca el bloqueo de las señales nerviosas que hacen que los músculos se contraigan. Y por eso también se usa para evitar el sudor excesivo en las axilas, para reducir el parpadeo incontrolable y algunos tics faciales, para corregir el estrabismo (los ojos desviados) y para tratar otros tipos de problemas musculares especialmente en la espalda.
El lugar en donde se aplica más frecuentemente es en la frente, en el ceño, en el cuello y alrededor de los ojos. Después de aplicadas las inyecciones, debes esperar alrededor de 1 semana para empezar a ver los resultados en tu rostro.
