Cuidar a unos cientos requiere exámenes, ¿por qué no a 47 millones?
Es apasionante pensar en cómo lo que era una aventura, cuando no una locura, se transformó en una acción cotidiana que a millones casi no inquieta.
Luego de la genialidad de Leonardo Da Vinci, entre los pioneros de la aviación mundial están los hermanos Wilbur y OrvilleWright, quienes construyeron y volaron exitosamente el primer avión en Diciembre de 1903, en Kitty Hawk (North Carolina, E.U.A.). Junto al brasileño Alberto Santos Dumont, el argentino Eduardo Bradley, el británico George Cayley y su observación en el siglo XVIII sobre las alas de las aves, Karl Wilhelm Otto Lilienthal y sus exitosos planeadores, y estadounidense Samuel Langley, todos hicieron algo para que volar en aviones sea una realidad cotidiana.
La Primera Guerra Mundial impulsó el desarrollo de aviones para fines militares, mientras que luego Charles Lindbergh y otros realizaron hazañas que capturaron la imaginación del público y demostraron el potencial de la aviación comercial.
La Segunda Guerra Mundial llevó la tecnología aeronáutica a nuevas alturas con la invención del motor a reacción, otorgando velocidad y alcance a los aviones. A partir de los años '50, la aviación comercial hizo que millones de personas surcaran los cielos con cada vez más naturalidad, seguridad y confianza (aunque muchos siguen subiendo a aviones con temor)
La historia de la aviación es un testimonio del ingenio humano y el deseo de superación de los límites que existen en la naturaleza. Las aves nacieron preparadas para volar, los peces con capacidad para surcar ríos y mares, mientras que otros animales tienen la fuerza y la resistencia para levantar, golpear, saltar y resistir. A todo ello el humano ha querido volcarse observando, estudiando, emulando. Nadar como peces, levantar pesos con la facilidad de un gorila o volar como aves. Y lo ha logrado, de muchas maneras, sin dudas.
Pero vale considerar que subirse a un avión y sentirse confiado para hacer turismo, estudiar o trabajar en alguno de los 100.000 vuelos diarios que surcan los cielos del mundo, es el resultado de cientos de certezas que fueron moldeándose desde la técnica, el desarrollo de materiales y, principalmente, la solvencia de los pilotos, en cuyas manos ponemos nuestra frágil humanidad.
Las estadísticas de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que se enfoca en la aviación comercial, son las más relevantes para evaluar la seguridad de volar:
En 2024, se registraron 46 accidentes aéreos en el mundo, 4 más que en 2023. De estos, solo 7 tuvieron víctimas mortales, resultando en 244 fallecidos.
Esto se traduce en una tasa de 1 accidente por cada 880.000 vuelos. La aviación comercial es, de hecho, uno de los modos de transporte más seguros.
En comparación, en 2023, que fue uno de los años más seguros, hubo solo 1 accidente mortal en la aviación comercial (el de Nepal), con 72 víctimas.
Aunque los accidentes de aeronaves comerciales son episodios trágicos y los medios los cubren con especial interés, son extremadamente raros, no por cuestiones de suerte o azar sino por las medidas de seguridad, de control de materiales y procedimientos que tienen la actividad.
A eso se suma una pieza fundamental: el personal que tripula un avión debe pasar por exámenes médicos de todo tipo, incluidos los psicológicos, para asegurar que está en condiciones de transportar exitosamente a cerca de 500 personas desde un punto a otro del mundo.
Los pilotos de aviones comerciales deben someterse a exámenes médicos rigurosos y regulares para obtener y mantener su Certificado Médico Aeronáutico Clase 1. Este certificado es indispensable para ejercer su profesión y garantiza que poseen la aptitud psicofísica necesaria para operar aeronaves de manera segura.
Se les hace a los pilotos un exhaustivo examen clínico general, incluyendo su historial, las enfermedades, cirugías, tratamientos y antecedentes familiares relevantes. Y además, exámenes de agudeza visual, percepción de colores, capacidad para percibir la profundidad, capacidad auditiva, examen de nariz, boca y garganta, cardiovasculares, respiratorios, digestivos, neurológicos, evaluación de huesos, articulaciones y músculos, análisis de laboratorio, evaluación psicológica y psiquiátrica (Evalúan la atención, memoria, percepción, razonamiento, capacidad para trabajar bajo presión, control de impulsos, estabilidad emocional y habilidades interpersonales, capacidad de adaptación, pensamiento crítico y gestión del estrés).
Los pilotos de aviones comerciales deben someterse a estas revisiones una vez por año si tienen menos de 60 años y cada 6 meses si tienen más de 60 años.
Si es tan importante controlar a cada piloto de aviones comerciales porque tienen en sus manos la vida y la integridad de unas 500 personas ¿Cómo no considerar que algo similar fuera conveniente hacer con quienes deciden y dirigen el día a día y el futuro de 47 millones de personas en la Argentina? ¿No sería una gran medida institucional, una Politica de Estado, asegurar que quien arribe a la función pública no sólo carezca de causas judiciales, sino que también esté libre de antecedentes psiquiátricos y cuente con el conocimiento, las habilidades y las cualidades adecuadas para su rol?
Hubo quienes vieron en Javier Milei, antes de que llegara a la primera magistratura, preocupantes indicios en su salud mental. Posiblemente no sea el único que debería ser estudiado por profesionales del área.
Podrá parecer utópico imaginar que sólo quienes superen exigentes y periódicas pruebas puedan ser candidatos o funcionarios designados, pero también hubo un tiempo en que era imposible concretar las aspiraciones de domar el aire como si fuéramos pájaros...