San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: HISTORIAS

 
La curiosa historia de la segunda virreina criolla
   
[2007] -

En el Museo, Biblioteca, y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela" [Adrián Beccar Varela 774, San Isidro] se desarrolló en la noche del jueves 2 de Agosto la conferencia titulada "La Marquesa de Sobremonte: Segunda Virreina criolla", a cargo del profesor Walter D'Aloia Criado.

El recinto estuvo pleno de concurrentes interesados en la historia y la cultura, entre los que se encontraban el Dr. Raúl Crespo Montes, presidente de la Academia Provincial de Ciencias y Artes de San Isidro, el padre Edgardo Albamonte capellán de la Hermandad Tradicionalista Carlos VII, el ingeniero Mariano Echegaray, presidente de la Asociación Amigos del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal, Ignacio Beccar Varela, presidente de la Asociación "Cosme Beccar", la Sra. Amalia Lagos, vicepresidente del Instituto Histórico Municipal, la Sra. Martha Allen, presidente del Instituto de Investigaciones Históricas de Beccar, la Sra. Silvia Juárez e Ivonne Rousset de Tedesco, del Centro de Guías de Turismo de San Isidro, y Maria Rosa Costa Argüibel de Donadío, de la Asociación de Amigos del Museo "Brig. Gral. Juan Martín de Pueyrredon".

Walter D'Aloia Criado, reconocido y prestigioso investigador, apasionado por la historia, el siglo XVI y de la sociedad virreinal, es profesor de filosofía, psicología y pedagogía, autor de artículos en revistas especializadas y conferencias, miembro de número del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, Instituto de Estudios Genealógicos y Heráldicos de la provincia de Buenos Aires, de la Comisión de Homenaje a Isabel La Católica, miembro de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío y de la Hermandad de Sta. Teresa de Jesús, Vice Cónsul honorario del Reino de España y miembro de la Asociación de Amigos del Museo anfitrión.

D'Aloia Criado "un hombre de la cultura, pero principalmente de la cultura hispánica, de esa cultura que nos quieren quitar o cambiar por la del 'Gran Hermano'", -como acertadamente señaló Lozier Almazán en la presentación- describió con sabrosos detalles los avatares de Juana María de Larrazábal, una mujer nacida en tierra americana, pero impregnada de las aspiraciones de una dama de la nobleza española. Hija de un hombre que supo ser de gran fortuna, en tiempos de pocos caballeros -él lo era- y muchos comerciantes.

Ese hombre Marcos José de Larrazábal, militar, viudo, de 40 años, capitán del fuerte de Buenos Aires, ex gobernador del Paraguay, se casa en San Isidro el 29 de Octubre de 1750 con Josefa Leocadia de la Quintana y Riglos, de 19 años.

La boda es celebrada por Miguel José de Riglos, cura y vicario de San Isidro y allí comienza el aspecto más lejano de la historia de Juana María de Larrazábal, quien nace en 1761.

Será ella la que cuando tenga 19 años aspire a casarse con un "buen partido", y ese será el marqués Rafael de Sobremonte Núñez Castillo Angulo Bullón y Ramírez de Arellano, el militar que arriba al Puerto de Buenos Aires, como secretario del virreinato con 35 años y soltero.

Este buen partido no sólo será atractivo para la niña, sino también para la familia, gustosa de ese alambicado mundo de la ostentosa alta sociedad porteña. Los arreglos para la boda no demoraron mucho y allí comenzó el movimiento ascendente de Juana que tendrá su cumbre en Córdoba desde 1783, cuando a Sobremonte se lo nombra gobernador de ese territorio.

Juana será "la gobernadora" de un Sobremonte que ejerció con celo su puesto, que fundó pueblos, como la Villa del Rosario, La Carlota (en honor de Carlos III), Merlo, La Carolina, San Rafael, etc., aumentó los ingresos, hizo que las ciudades estuvieran embellecidas, limpias. ("Córdoba es la única ciudad argentina que le rinde culto de devoción a Sobremonte. Sobremonte tiene parque, tiene avenidas, y hasta monumento", señala D'Aloia Criado).

Mientras tanto Juana aprovechaba su lugar con su propia corte y con el nacimiento de sus 12 hijos, en medio del boato que tanto le agradaba. Fue, además, una suerte de mecenas, promoviendo las artes, la poesía y la música.

Se acaban esos 15 años de buena vida y de hacer y deshacer a gusto, cuando a Sobremonte se lo nombra virrey. Abandonan Córdoba pero, con la intervención del hermano de Juana, residente en España, a Sobremonte no le hacen el Juicio de Residencia (una suerte de balance de gestión que no todos pasaban airosos).

La llegada de la familia del flamante virrey a Buenos Aires, si bien hay quienes la consideran como la culminación de un largo camino emprendido por la aristocracia criolla, ya es parte de la caída. Juana viene de Córdoba con aires de nobleza, poniendo distancia, al lugar al que había pertenecido y donde era conocida antes de este estado.

Para la llegada de Sobremonte al cargo de virrey el Cabildo ponderó sus cualidades y casi exigió su nombramiento, pero un hecho ocurrido en un "besamanos" en palacio en honor de Juana María, la virreina, provocó las iras de los cabildantes que rechazaron considerarla como una autoridad digna de reverencia.

Según plantea D'Aloia Criado, este hecho casi doméstico es el primer punto de enfrentamiento entre el Cabildo y el Virrey.

Poco después muere un hijo pequeño de Sobremonte y, como era habitual, se invita a todos al funeral, incluido el Cabildo. Pero el Cabildo no asiste. La guerra está declarada.

Poco después María del Carmen, una de las hijas de Sobremonte, se pone de novia con su primo Juan Manuel Marín y de la Quintana (antepasado de Carmen Arriola de Marín, quien le da nombre al conocido colegio de San Isidro).

El 25 de Diciembre de 1805 este joven militar, junto a Sobremonte, se va a Montevideo desde donde escribe una cariñosa -e inocente- carta a su novia que incluyó una posdata del marqués. Estas líneas finales de Sobremonte, que advierten a su familia sobre un posible, aunque no confirmado, arribo de tropas inglesas, será utilizado posteriormente para acusarlo por no haberlo comunicado oficialmente. La carta nunca llegó a sus destinatarias.

De ahí en más una parte de la historia es conocida. Al menos en cuanto a su viaje a Córdoba -que no es una huida de los ingleses, ya que está documentado que le pedían que se refugiara como representante del rey en estas tierras que era- y su viaje a España, para ser enjuiciado por su proceder. Aquel juicio, que duró 3 años, lo eximió de culpas aunque estableció malos procedimientos.

De Juana, caída en desgracia, sin dinero, sin pertenencias, viviendo de alguna renta y de préstamos de amigos, poco es posible decir. Vivió en humildes habitaciones de pulpería, luego viajó primero a Montevideo y a Río de Janeiro después, para morir enferma de tuberculosis y dejando como herencia una cómoda y algunos cubiertos.

Sobremonte se quedó en España, recuperó parte de su nivel económico que tiempo después perdió, se casó con una mujer 30 años más joven, y murió en 1827.

Concluida la exposición de Walter D'Aloia Criado los presentes conversaron animosos sobre la solvencia del expositor y los curiosos aspectos de la historia que no muchos conocen.

 
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