Como trascendió en el mundo, un bebé de 22 semanas de gestación falleció tras varios días de agonía en el Hospital Meyer de Florencia. Su madre quiso abortarlo tras saber que podría presentar malformaciones congénitas, pero el niño sobrevivió al cruel procedimiento y los médicos se dieron cuenta de que el pequeño estaba completamente sano.
El niño pesaba sólo 500 gramos y luchó por sobrevivir desde el aborto practicado el viernes 3 de Marzo. Según fuentes médicas, la gestante se sometió a ecografías a las 20 y 21 semanas de gestación en el Hospital Careggi, que señalaron el riesgo de que el bebé sufriera una "atresia del esófago", malformación que afecta a uno de cada 3.500 niños, pero que puede ser corregida con cirugía en más del 90% de los casos.
En declaraciones al diario "La Reppubblica", el director del departamento de ginecología del Careggi, Gianfranco Scarselli, señaló que tras las sospechas de malformaciones en el feto, los médicos le recomendaron a la mujer que se realizara una resonancia magnética para despejar las dudas.
Sin embargo, según Scarselli, la mujer "estaba convencida de abortar" y no se sometió a nuevos exámenes.
Una vez practicado el aborto, los médicos notaron que el corazón del niño latía y comprobaron que el pequeño no presentaba malformación alguna, por lo que decidieron reanimarlo. El bebé se aferró a la vida por varios días, pero falleció por una falla cardiorrespiratoria y su extremo estado prematuro. Los médicos no han revelado el método empleado en su aborto.
En Italia el aborto es legal por cualquier motivo durante los tres primeros meses de embarazo y después de este plazo sólo en caso de peligro para la mujer o de malformaciones en el feto, que pongan en riesgo a la salud física o psíquica de la madre, argumentos también esgrimidos para justificar el aborto en otros países. Actualmente este caso está siendo investigado por las autoridades para determinar la responsabilidad de los involucrados.
El diario oficial del Vaticano, "L'Osservatore Romano", abordó este caso como "la lucha milagrosa de un niño que el mundo quería asesinar" y consideró que en esta historia "la vida ha sido tirada, despreciada y finalizada en los horribles engranajes de una cultura que rechaza cualquier contratiempo, antes que afrontar un camino de dolor".
El caso ha conmovido a la opinión pública italiana y ocurrió pocas semanas después que se revelara la historia de AmilliaTaylor, una niña estadounidense que se convirtió en la bebé más prematura del mundo al sobrevivir a un parto temprano ocurrido a las 22 semanas gestación.
En la Argentina son muchos los casos registrados de niños nacidos con muy bajo peso y con un período de gestación incompleto, pero la dedicación de los profesionales de la medicina -que no traicionan su juramento hipocrático- hace posible que la vida se imponga.
Lamentablemente esto no impide que haya legisladores, funcionarios y médicos que apoyen o realicen la aberrante práctica de asesinar a un bebé en el seno materno por dinero o atendiendo a inexplicables justificativos sociales o ideológicos en contra de la vida.
