San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: RELIGIOSAS

 
Fuimos a misionar y volvimos misionados
   
[2007] - Un grupo de 23 alumnos del Instituto Dr. Juan Segundo Fernández, obra de Don Bosco, [Av. Bernabé Márquez 3055, San Isidro], llevaron al pueblo de Loreto, provincia de Corrientes, un mensaje de amor, esperanza y fe. Lejos del ruido y las comodidades, su objetivo fue reavivar el fervor misionero.

Durante casi ocho días visitaron las casas de la localidad, con la imagen de "Nuestra Señora de Itatí" y alentaron, a través de las actividades programadas, incentivar valores perdidos y olvidados, como el servicio desinteresado y el valor a la vida. Un verdadero ejemplo de evangelización en estos tiempos de cambios y distorsiones.

Esta es la segunda vez que los misioneros visitan Loreto. La primera fue en Enero del año pasado. En esa oportunidad, las vivencias y los momentos compartidos, determinaron esta vuelta.

Loreto es un pueblo rodeado de lagunas que se encuentra ubicado en el departamento de San Miguel. "El pueblo es único, tiene algo que los demás no tienen; los paisajes, las lagunas y la humildad y sencillez de la gente, es algo que no estamos acostumbrados a ver a diario", dijo Diego Graciano uno de los alumnos sanisidrenses.

La llegada de los misioneros el 15 de Enero, llenó de expectativas y alegría a los habitantes del lugar. "Realmente es maravilloso que las personas se acuerden de nosotros y del verano pasado y que te reciban tan bien, con alegría, pero sobre todo con mucha humildad", sostuvo Luciano Esteva otro de los misioneros.

Así, Loreto fue testigo de verdaderos testimonios de vida, de jóvenes que luchan por un mundo más digno y justo. Durante todas las mañanas recorrían de dos en dos todo el pueblo, casa por casa, llevando de visita a Nuestra Señora de Itatí. Así también bendiciendo los hogares, pero lo más importante, llevando un mensaje de vida y esperanza.

El cariño y la atención recibida por parte de los misioneros, fueron uno de los gestos más nobles de un pueblo donde la discriminación, la exclusión social y la pobreza son martirios con los que conviven cotidianamente. "En todo momento sentimos el cariño de las personas, cuando nos recibían con todo lo que tenían sin importar si entregaban todo y se quedaban sin nada", detalló Diego.

Por la tarde, los jóvenes disfrutaban del calor de los pobladores y los juegos con los niños en la plaza central, pero también de las guitarreadas a orillas de la laguna de la mano de don Eliseo, así como también de las visitas al Hogar de Ancianos que los recibía con las manos abiertas y con un cariño inigualable que sólo ellos poseen.

"Los pequeños momentos compartidos con la gente, cuando celebrábamos la Eucaristía por la noche, las reuniones con los adultos y jóvenes del lugar y las charlas en los hogares de Loreto son realmente experiencias que te enseñan muchas cosas", sostuvo Luciano.

Durante toda una semana, que fue lo que duró el tiempo de misión, se vivieron experiencias únicas que tienden a la reflexión de todos. Destacándose la preparación de varios meses del grupo para llevarla a cabo, la opción de muchos jóvenes por el servicio a los demás en vacaciones y sin lugar a dudas la recepción de los loretanos cargada de afecto y agradecimiento.

"Todo el tiempo de preparación para llevar a cabo la misión; dejar nuestras cosas, nuestras familias, nuestros estudios, valen la pena cuando uno vive estas experiencias, que seguramente no las olvidaremos nunca. Aprendimos realmente muchas cosas, y a valorar las cosas pequeñas que hoy en día pasan inadvertidas, la verdad es que fuimos a misionar y volvimos misionados", manifestó con emoción Luciano.

La misión no puede ser sólo la tarea de algunos consagrados como en los inicios de la evangelización de América. Debe ser el compromiso de todos, no sólo de sacerdotes, religiosos, laicos, que aunque muchas veces agobiados por tantas tareas, están dispuestos, por un lado, a revisarlas para ver si cumplen con su misión evangelizadora y, por otro lado, a salir a la calle, donde está el hermano que los necesita, para llevarle allí, el mensaje de Fe.

Cuando mucha gente piensa dónde disfrutará más de sus vacaciones, hay otra parte, minoritaria, que opta por ir a lugares donde las comodidades no son la prioridad. Cuando muchos jóvenes eligen lugares donde nadie los controle y su único objetivo sea pasarla bien, otros, deciden compartir su tiempo en pos de un ideal, de un "buscar algo más profundo".

Este grupo de jóvenes que fue a Loreto decidió dedicar sus vacaciones a una localidad distante, a compartir lo que tienen dentro, y vaya si será mucho. Su entusiasmo por la vida, su convicción de que hay una forma de vivir diferente, donde el otro es valioso, donde los valores siguen tan firmes y donde las convicciones son importantes.


-> Martha Schmidt

 
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