San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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Desatinos compartidos después de un año de malos manejos
   
Miles de ciudadanos en redes sociales y en las calles han venido expresando su oposición a la interrupción del dictado de clases en las escuelas. Como se ha señalado con insistencia, esos espacios NO SON ÁMBITOS DE PROPAGACIÓN del coronavirus SARS-Cov2.

Sin embargo, el gobierno nacional, empecinado en imponer sus oscilantes, desconfiables y discrecionales medidas, ha determinado que no se dicten clases, continuando el perjuicio a niños y familias que se inició en 2020.

Con su tono amenazador, de barricada, su búsqueda constante de pelea y descalificación a cualquier crítica u opinión distinta, el ocupante del sillón presidencial en una nueva bravuconada determinó un toque de queda por dos semanas que, ES IMAGINABLE, se extenderá por más tiempo.

Del mismo modo que las aulas no son espacios de propagación del causante del Covid-19, TAMPOCO LO SON LAS MISAS Y OTRAS CELEBRACIONES RELIGIOSAS, donde el contacto entre personas no existe ni tampoco son multitudinarias (lamentablemente). Y, en caso necesario, bien puede implementarse un cupo razonable para mantener la distancia entre fieles, además de las otras medidas ya conocidas.

Entonces es incomprensible que el obispado de San Isidro haya emitido un comunicado este 15 de Abril disponiendo que las misas deben realizarse afuera de las iglesias y que ya algunas parroquias se hayan ocupado de difundir que SI LLUEVE no se celebrarán misas con fieles en los templos y que los momentos de ADORACIÓN EUCARÍSTICA se suspenden.

Es sabido que los políticos que han gobernado la Argentina desde hace décadas en su mayoría se han opuesto a la Iglesia Católica y han hecho todo lo que estuvo a su alcance para bastardearla y difamarla. Es claro, además, que muchos de sus miembros colaboraron activamente en el ataque y el vaciamiento del mensaje cristiano. La debilidad actual no es sólo consecuencia de agresiones externas.

El gobierno de Alberto Fernández, empecinado en seguir alejado de la realidad y de las prioridades de la ciudadanía, impide el dictado de clases, las actividades deportivas y recreativas, limita toda actividad comercial hasta las 20:00 y bares y restaurantes sólo pueden hacer entregas a domicilio y pedidos anticipados en sus locales. Y los millones de trabajadores que no son definidos como "esenciales" pasarán a ser vistos -por el gobierno- como delincuentes.

Durante el 2020 muchísimas personas -en especial de la economía informal- tuvieron serios problemas para afrontar cuestiones básicas, miles de comercios cerraron para siempre, los chicos debieron perder el sano contacto con sus compañeros y las clases remotas jamás pudieron equiparar los beneficios de la vida real en una escuela.

TODOS saben que los 15 días de toque de queda NO SERÁN TALES. Que seguramente se tiene pensado extender ese plazo y los argentinos no podrán acercarse a una vida normal por más tiempo, aún cuando hayan estado más de un año aprendiendo y aplicando los consejos de higiene y seguridad. Es claro que dos semanas no servirán para ninguna medición de casos, contagios o evolución de nada. La estadística no se establece en tan poco tiempo.

El comunicado del obispado de San Isidro que encabeza Mñor. Oscar Vicente Ojea expresa que "el Culto está siendo celebrado con cuidados extremos, respetando las normas y protocolos vigentes. Por eso es que no estamos de acuerdo con la suspensión de las celebraciones en los templos. Consideramos que su desarrollo es esencial para alimentar el espíritu de nuestro pueblo ante situaciones que deben encontrarnos con fortaleza espiritual y una esperanza firme."

Sin embargo, luego de tanta claridad de exposición, se impone que los oficios religiosos sean afuera de los templos, sin considerar que no todos tienen espacios externos acordes, que puede hacer frío, que mover sillas o bancos y montar un improvisado altar requiere de organización y brazos, y que tal disposición NO CAMBIA EN NADA los casi inexistentes riesgos de contagio. Sólo se aviene a congraciarse con los desatinos de gobernantes de comprobada improvisación y discrecional manejo de las situaciones.

Porque, valga decirlo nuevamente, la caprichosa "esencialidad" de ciertas actividades no está ajustada a riesgos comprobados, sino a volátiles conveniencias y oportunismos. Al gobierno le molesta la práctica religiosa y, aunque VIOLA NUEVAMENTE LA CONSTITUCIÓN NACIONAL, elige impedir la normal concurrencia al Santo Sacrificio de la misa. Es verdad que en muchos lugares se transmite por redes sociales, pero definitivamente LA MISA merece el ámbito propicio de un templo y no un dormitorio o comedor hogareño.

Todos recordarán que el gobierno nacional en 2020 había establecido antojadizamente un cupo de 20 personas en los templos, sin importar la capacidad. Podría haber sido un error, pero en este campo las autoridades nacionales y la mayoría de los políticos no traicionan sus profundas "convicciones".

Ahora, el obispado en lugar de sugerir que se celebren más misas para distribuir a los fieles en ellas, indica que las celebraciones se hagan al aire libre, aunque carezca de rigor científico.

Desde hace siglos, la Iglesia prescribe la obligación de ira a misa los domingos y algunas fiestas más importantes. "El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa; y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor, o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo." (Canon 1247)

Suponer que una transmisión por Facebook de una misa es lo mismo que participar en comunidad de ella en una capilla es un error. Y CANCELAR la misa con los fieles porque llueve ya que se asume que es incorrecto oficiarla bajo techo es un error mayor aún.

"Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender", señala el artículo 14 de la Constitución Nacional y está claro que el gobierno del presidente designado Alberto Fernández no busca respetarlo.

TRABAJAR es esencial. EDUCAR y APRENDER es esencial. PROFESAR LIBREMENTE EL CULTO es esencial.

El coronavirus SARS-Cov2 existe. Y se muere al contacto de cualquier jabón o del alcohol. El tapabocas y la distancia entre personas reducen las posibilidades de contagio. Todo eso lo aprendimos y practicamos, los adultos y los chicos. Fuimos muy obedientes, a pesar de todas las idas y vueltas del gobierno, la O.M.S. y los opinadores de la TV.

El Poder Ejecutivo Nacional ha demostrado de muchas formas ser IRRESPONSABLE con sus medidas e imprudente acusando a la sociedad de ser la causante de la situación actual.

Acatar sin chistar los disparates del gobierno nacional o provincial debe ser calificado del mismo modo.


-> Alberto Mora

 
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