San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: HISTORIAS

 
El primer hipódromo de San Isidro... estaba en Nuñez
   
El primer hipódromo de Buenos Aires fue instalado en la quinta de Diego White, en la zona hoy ocupada por la estación ferroviaria Rivadavia, casi sobre la avenida General Paz, en el barrio de Núñez, que entonces correspondia al cuartel 4º de San Isidro, lindando con el 3º, llamado "de Ibáñez".

La iniciativa de su creación se debió a la afición que tenía por las carreras el grupo de inmigrantes británicos radicado en Buenos Aires, quienes, nostálgicos de sus costumbres, fundaron en 1849 la Foreign Amateur Racing Society con el objeto de promover el llamado "deporte de los reyes" en nuestro medio.

Diego White, escocés nacido en 1801, llegó al país cuando contaba 24 años, en la época de Rivadavia. Se dedicó al comercio especializándose en el rubro agropecuario y en la importación. Establecido en la capital -calle Defensa 71- adquirió importantes fracciones de tierra en la zona del arroyo Medrano, vecina a las propiedades de Rosas. Allí inauguró el hipódromo que ofreció a los amantes del turf las primeras carreras que pronto se fueron diferenciando de las cuadreras criollas tan en boga entonces, sobre todo en el ámbito rural. Los jockeys, al principio vestidos de paisanos, empezaron a usar casacas de colores desde la reunión de otoño de 1852.

Este circo no solo ofrecía carreras de caballos, sino también de galeras, aunque las reuniones se daban con mucha regularidad pero poca frecuencia: solo dos veces al año —una en marzo y la otra, habitualmente en noviembre. Cada vez que se daba una de estas reuniones hípicas se convulsionaba el clima porque, si bien Mr. White y los ingleses conservaban buenas relaciones con (Juan Manuel de) Rosas, también estaban sujetos a los trámites administrativos en vigencia, que exigían la presentación escrita del pedido del permiso correspondiente y la consiguiente movilización de los papeles y las fuerzas policiales del Juzgado de Paz de San Isidro, responsable de la seguridad de la reunión.

La pista trazada en este primer hipódromo era circular, delimitada por palos. El hipódromo ocupaba 16 cuadras cuadradas. White niveló las pistas y construyó una tribuna de siete gradas con capacidad para unos 300 espectadores y lo dotó de una pizarra para anotar las apuestas.

El hipódromo se cerró en 1866. Diego White falleció cinco años después. Para esta época ya se hacían carreras en el pueblo de Belgrano, en cuyas proximidades se inauguraría tiempo después el Hipódromo Argentino (Palermo) pero San Isidro no se quedo atrás porque así como tuvo el primero, también se inauguro en el Partido el último, en 1935.

Las carreras de caballos no eran una novedad en estos tiempos y el hipódromo no fue competencia para los aficionados a las cuadreras. No podia serio, por varias causas, especialmente por lo espaciado de las reuniones y las distancias que separaban al circo de los pueblos de la campaña. Era más fácil trazar una pista en cualquier campo o lugar donde se reuniera un grupo de paisanos para dirimir las condiciones de sus parejeros. Las cuadreras todavía se corren, aunque quien sabe si con la aplicación del Reglamento aprobado por el gobernador Castro en 1870 para ser usado en toda la Provincia de Buenos Aires.

Las carreras que sí se habían prohibido en 1849 -y esto se comunicó al Juez de Paz de San Isidro por circular del 22 de Febrero de 1849 firmada por el Jefe de Policía don Antonio Pillado- fueron las carreras de "Abestruces", contra cuya realización se ordenaba reforzar la vigilancia.


Jockey Club: el hipódromo

En 1925 se les presento a los herederos del fraccionado ex "Bosque Alegre" Aguirre Lynch y Gómez Aguirre -y a más de 25 herederos- la posibilidad de vender en bloque las casi 320 hectáreas que poseían en conjunto, casi al contado, a un comprador solvente.

Un negocio redondo. El oferente era nada menos que el Jockey Club de Buenos Aires, que pretendia esas tierras para construir su campo de deportes y el hipódromo.

La operación se realizó en Noviembre de 1925. El precio total pactado fue de $ 4.500.000 pagaderos en tres años. El Jockey vendió una propiedad que tenía en la capital, frente a la Plaza San Martín, para pagar la parte del contado, y el 5 de Abril de 1926 se firmó la escritura. El Municipio aprobó la no apertura de calles en 320.000 m2 de la propiedad (denominada "El Quinton") en la sesión extraordinaria del 4 de Noviembre de 1925.

A favor de la Municipalidad quedo la fracción del fondo ubicada entre las actuales avenidas Carman y Fondo de la legua, de 51.508 m2, donde se instalaron intrusos e inclusive estuvo durante años, la cancha de fútbol del Club Acassuso.

La Municipalidad jamás ocupó esos terrenos ni se ocupo por preservarlos, de modo que, cuando quiso acordarse, los ocupantes los ganaron en juicios por usucapión, demostrando su antigua "ocupación pacifica y treintañal". Nunca se habló de la desidia de los intendentes que perdieron semejante patrimonio publico, mas de 5 hectáreas de las mejores tierras del Partido.

En cuanto tomo posesión de su nuevo terreno, el Jockey Club largó su primera carrera... contra el tiempo, porque su concesión para construir el hipódromo vencía el 1º de Enero de 1936 y era muchísimo lo que había por hacer.

Con un ejemplar sentido ecológico la institución inició la plantación de árboles y arbustos para ganarle tiempo al tiempo y tener el verde ya desarrollado a la hora de habilitar la pista, también verde, de césped, y las tribunas.

La plantación se inició en 1929, proyectada por los arquitectos Acevedo, Becu y Moreno. Sobre Dardo Rocha se plantaron árboles de gran porte, como robles americanos, eucaliptus, olmos, ceibos, pinos y otras especies que todavía forman el parque de la avenida de la Unidad Nacional y Dardo Rocha. Sobre la avenida Santa Fe se formó otro monte de araucarias, liquidámbar, álamos y toda clase de coníferas, con un lago artificial (lamentablemente seco ahora, que se alimentaba con las aguas pluviales que bajan por Tres Sargentos, desde Martínez, y las aguas del río traídas por bombas) y matorrales de arbustos -nerium, guayabos, calistenium, abelias y otras variedades- que adornan los laterales de las pistas de carrera.

Estas plantas no fueron problema pero mientras ellas crecían alegremente las otras plantas, Las obras, tribunas, studs, almacenes, talleres, todos los edificios, encontraron un gravísimo escollo en su financiación por la crisis del ‘30 que paralizó los recursos del Jockey.

Sin embargo, el club ganó la carrera contra el tiempo. Los aficionados dirían que apenas por un hocico, o la distancia que hay entre el día de la inauguración, 8 de diciembre de 1935, y la fijada para dejar sin efecto la concesión. Agreguemos que la tribuna popular numero dos y otras obras estaban sin terminar.

E! día de la inauguración fue el delirio. Mas de 50.000 aficionados -incluyendo el presidente de la Nación- concurrieron a ver el nuevo atractivo de San Isidro. Ese día se corrieron 8 carreras y la primera fue por el premio “San Isidro”, que gano el većino Irineo Leguizamo (tenía una casa en Martínez) montando a "Macanudo" del stud de Federico de Alvear (con haras en Beccar).

La ultima carrera fue un empate y el presidente del Jockey Club del Brasil, presente en el evento, donó una segunda copa para que cada ganador se llevara la suya.

El Municipio recibió beneficios adicionales con la inauguración porque, de acuerdo a un convenio, el Jockey Club le participaba con el 70% de la fracción centesimal de los boletos, aproximadamente unos $ 150.000 anuales, mas otros $ 30.000, anuales, mas otros $ 20.000, también anuales, para los comedores escolares. Además, cedió los terrenos para el ensanche de Márquez y pagó su pavimentación e iluminación, cediendo también una calle de paso en medio de la propiedad, hoy Avenida Fleming.

Durante 18 años el Jockey Club manejó el hipódromo pero en 1953 el gobierno de (Juan Domingo) Perón decidió hacerse cargo para "salvaguardar la moral, las costumbres y la economía del país", según rezaba el artículo 2° del proyecto convertido en ley Nº 14.188 mediante la cual el circo pasaba a ser administrado por la Lotería Nacional. Por el articulo 2º se declaraba "disuelta y extinguida la Asociación Civil Jockey Club", pasando todos sus bienes al Estado.

El Hipódromo, que dejo de funcionar en 1976, fue restituido por Lotería Nacional al Jockey Club en 1977 pero siguió inactivo mientras se lo modernizaba con tableros electrónicos, nuevas y potentísimas luminarias, se reciclaban las instalaciones y se reponía el césped, para ser reinaugurado con toda pompa el 8 de Diciembre de 1980, exactamente 45 años después de su primera inauguración.


[Fuente "La Metamofosis 2" de Pedro Kropfl]

 
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