San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: FAMILIA

 
Marcha a favor de la vida y la familia
   
[2015] - Al igual que ocurrió en distintas ciudades de la Argentina, se llevó a cabo en la tarde de este miércoles -21 de Octubre- frente al Congreso de la Nación, una manifestación por la vida y la familia inspirada en el compromiso de la Red Federal de Familias ante los sistemáticos ataques al orden natural y a la estructura familiar.

Portal UNO pudo registrar el encuentro que, bajo el lema “Por tu familia”, incluyó la exposición del profesor Guillermo Gini, rector del Instituto San José de Calasanz, y del Dr. Antonio Catallán Pellet, Jefe de Departamento de Medicina Interna del Hospital Rivadavia, luego de lo cual fue leído un manifiesto.

Guillermo Gini, rector del colegio porteño "San José de Calasanz", relató cómo, luego de las elecciones primarias (P.A.S.O.) en la ciudad de Buenos Aires, se recibió una denuncia que señalaba como ofensivo y discriminatorio un cartel que señalaba "Apostemos por lo que es natural. Un varón y una mujer transmiten la vida. Hay cosas que no pueden cambiar".

En ese momento se presentó en la Legislatura un proyecto de ley de “prevención y sanción de actos discriminatorios” cuya intención fue modificar el Código Penal para criminalizar a quienes defienden el matrimonio entre hombre y mujer, sin posibilidad de defensa y con presunción de culpabilidad.

"El concepto nuevo que hay de discriminación se está haciendo cada vez más difícil enseñar la verdad. Entonces, cuando se afirma de palabra o por medio de carteles que un varón y una mujer engendran vida, parece que ofende. Esos carteles que pusimos por la Semana de la Vida, el 25 de Marzo, algunas personas lo consideraron ofensivos cuando son cosas que todos sabemos desde siempre: que el matrimonio es entre varón y mujer, que entre ellos se engendra vida, nada más que eso", expresó Gini.

"Todos vimos lo que pasó en Mar del Plata -prosiguió-, cómo se manifestó de forma clara el proyecto antivida que se desenvuelve con fuerza en nuestro país. Y hay otros que colaboran con ello pero vestidos de traje, como los que aprobaron la ley de antidiscriminación en la ciudad de Buenos Aires. Los que estamos aquí estamos para defender la naturaleza, lo que el hombre es. No podemos aceptar que un grupo minoritario, aunque tenga dinero y poder, nos imponga que el hombre no es lo que es sino lo que quiera decidir ser..."

"Realmente estamos en medio de una guerra, una guerra que va definir a nuestra Patria y nosotros estamos en el bando que conduce Dios. Él es quien ha puesto la bandera y es la bandera que nosotros seguimos. Por eso no tenemos que tener ningún miedo porque estamos en su mano", concluyó el rector.

Por su parte, el Dr. Antonio Catallán Pellet, Jefe de Departamento de Medicina Interna del Hospital Rivadavia, cuestionó la imposición del protocolo del aborto en los hospitales públicos. "Esto que estamos viviendo es una guerra. El protocolo mata y va a matar a mas de los que ustedes imaginan."

"El concepto de lo que es objeción de conciencia no existe en la práctica, porque en los hospitales el que manda es el jefe de servicio. Él ordena y el resto obedece. Porque se considera que el que tiene más autoridad científica es el que más sabe."

"Si tengo un residente de 21 o 22 años y le exijo determinada cosa, él va a tener que obedecer porque si no lo hace es desplazado y eso implica que muchas cosas no las va a poder hacer", aclaró.

"Si como jefe de servicio, soy partidario de la 'interrupción' de la vida, todo mi equipo lo va a hacer. Sólo se puede poner en contra quien tenga años, capacidad y experiencia, algo que no tiene quien todavía está aprendiendo."

"Por suerte estoy en un hospital con más de 600 médicos, con 27 servicios, y no nos hace gracia que nos ofrezcan matar"

Sabiéndose respaldado por la experiencia médica y por la misma naturalez, el Dr. Catallán Pellet, seguido atentamente por los asistentes a la marcha, insistió en la necesidad de un debate sobre este tema, desechando que se promulguen leyes o se impongan disposiciones sin un tratamiento abierto y público.

"Hay que debatir las cosas. Puedo pensar distinto de otro, pero tengo que debatir".

"El protocolo del aborto indica que, por ejemplo, si yo le muestro a una paciente que está decidida a abortar una ecografía y le provoco alguna forma de angustia puedo estar penado civil, penal y administrativamente."

"Las ideas no se imponen, se discuten", sentenció el Dr. Catallán Pellet.


MANIFIESTO

Como cierre del encuentro Mónica del Rio y Claudio Rossi leyeron el siguiente "Manifiesto Por Tu Familia":

Nos concentramos y manifestamos por la familia, porque estamos convencidos de que la institución familiar se encuentra en gravísimo riesgo de desaparición, ya sea por su lisa y llana supresión, ya sea por su completa desnaturalización.

Y lo hacemos porque creemos que pesa sobre nosotros y, con nosotros, sobre todos los miembros de las familias que forman el tejido sustancial de nuestra sociedad nacional, la carga de defenderla, de asegurar su subsistencia y lograr su propagación, consolidando y constituyendo, de ese modo, los pilares fundamentales de nuestra Patria y de nuestra sociedad.

Creemos que no hay sociedad política sólida y capaz de fomentar la salud física y espiritual de sus miembros si no se asienta en la base firme de familias bien constituidas y creemos, del mismo modo, que la embestida que pretende la disolución de nuestra sociedad -y, con ella, del ser nacional y de sus principios constitutivos- que padecemos, se funda principalmente en el ataque a la familia.

La familia, fundada en el matrimonio de un varón y una mujer, abierta a la procreación y a la educación de los hijos, con esas características, es la única base posible de una sociedad política organizada, orientada hacia el bien común y custodia eficaz de la vida humana y, más aún, del respeto a la vida y a la persona humana, en todos los ámbitos de su desarrollo y bajo todos los aspectos de su dignidad intrínseca.

Hoy, en la Argentina, no se están llevando adelante políticas de promoción y protección de la familia, sino todo lo contrario.

Nos permitimos señalar como primera muestra de esto que decimos, más que nada por la importancia del instrumento utilizado, la reforma del viejo Código Civil de la Nación.

La sanción y puesta en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial de la socava gravemente los fundamentos mismos de la familia, como son la autoridad paterna y la filiación, entre otros, y el núcleo constitutivo del instituto familiar, que es el matrimonio, al convalidar e incorporar al orden normativo ordinario de la República, la perversa ley 26.618, llamada grotescamente “ley de matrimonio igualitario”.

El régimen para familia, instituido por el nuevo Código, subvierte todos los principios que sustentan dicha institución, no sólo desde el punto de vista del orden natural, cuyo respeto es el mínimo exigible para la legitimidad de una ley, sino desde la perspectiva de nuestras tradiciones patrias y de nuestra cultura ancestral, heredada de Grecia y de Roma y, directamente, de la Civilización Cristiana que fundó las naciones de Europa y que se trasladó a nuestras tierras gracias a España y, luego, de las corrientes inmigratorias que la confirmaron y enriquecieron con sus tradiciones locales.

Por lo tanto, reclamamos perentoriamente a las autoridades nacionales que se encare una profunda revisión de las disposiciones atinentes a la familia en ese cuerpo legal y que se retorne, con las reformas que sean necesarias, a la antigua y legítima configuración de la institución familiar conforme a los principios de orden natural y tradicional que la constituyen como tal.

Desde ya que, por ello, rechazamos la ley 26.618, mal llamada de “matrimonio igualitario”, receptada por el Código reformado y a la que reputamos esencialmente inmoral e inicua y particularmente nociva, en cuanto destructiva del orden familiar por medio de la completa desnaturalización del matrimonio, que es su fundamento.

Rechazamos, del mismo modo, las normas del Código que facilitan el divorcio hasta convertirlo en un mero trámite administrativo; y las que, en la práctica, equiparan el matrimonio con otros tipos de convivencia; convirtiéndolo así en un instituto accidental, superfluo y volátil.

Repudiamos, como gravemente ofensiva al orden natural, a la dignidad de la mujer, a la integridad y unidad de la familia y al derecho a la identidad y la dignidad de los hijos cualquier tipo de manipulación embrionaria y de fecundación artificial. Especialmente consideramos como aberrante el alquiler de vientres, sea cual sea el eufemismo con el que quiera disfrazarse su intrínseca fealdad.

Del mismo modo, reclamamos la urgente revisión de las normas que atentan contra la identidad sustancial de las personas, que tiene directa relación con la identidad sexual y con la identidad de filiación. Por lo tanto, decimos que no y rechazamos, tanto la ley de identidad de género como las normas del nuevo Código Civil que impiden el acceso al conocimiento de la verdadera identidad biológica.

Tenemos al primer bebé del mundo inscripto con dos padres y al primer bebe con triple filiación de América Latina. No queremos que esos descarríos se incorporen a nuestra sociedad y contaminen su entorno.

Entendemos a la familia como el cobijo natural y propio de la vida humana y consideramos que es en ella donde debería regularmente concebirse, desarrollarse, enriquecerse, crecer, madurar, llegar a su ocaso y fin temporal. Dentro de ella los hijos se conciben y nacen, en ella se educan y crecen, en su seno aprenden ellos el amor, el respeto, la religión, la historia, se relacionan y fortalecen en su identidad y en sus rasgos particulares; y a partir de ella se convierten en adultos y fundan nuevas familias que, así, continúan el ciclo armónico de una sociedad ordenada y pacífica. No ignoramos y, por ello, no negamos que existen situaciones irregulares, situaciones que, dentro de un orden justo, se resuelven y dignifican en el marco de las familias que las padecen, recogen y protegen.

Rechazamos el aborto bajo cualquier forma que se lo presente y bajo cualquier pretexto que intente justificarlo o disculparlo. La vida de una persona, cualquiera sea la circunstancia por la que atraviese, es en sí misma sagrada y digna de respeto. La vida inocente es inviolable. La familia es la primera y natural custodia de la vida humana, destinada a ser acogida por ella y en ella.

Consideramos que no existe causa alguna que justifique el aborto, al que calificamos como un crimen aberrante. Y entendemos que hay vida humana plena desde el instante mismo de la concepción, ya sea en el seno materno, como corresponde según el orden de la Creación; ya sea en el laboratorio, a causa de las técnicas de fecundación artificial. En cualquiera de ambos casos, hay vida humana desde el momento de la unión de los gametos masculino y femenino y esa vida, que es totalmente inocente, merece el respeto más absoluto y tiene el derecho a desarrollarse, como correspondiente a una persona, en el seno de una familia, entendida ésta en el único sentido legítimo que le corresponde. Es deber del Estado procurar la acogida familiar a los niños que carecen de hogar propio por cualquier circunstancia.

Rechazamos, pues, todo proyecto de legalización, legitimación o admisión del aborto, aun de aquellos que se dicen amparados por alguna disposición del Código Penal. Desde ya, repudiamos por injusta e ilegal la interpretación dada por la Corte Suprema al art. 86 del Código Penal, norma también injusta y que está derogada por el derecho constitucional argentino.

Y, por supuesto, negamos enfáticamente la legalidad y juridicidad de los protocolos sancionados en consonancia con ese inicuo fallo de la Corte Suprema. Dada su actualidad, rechazamos especialmente el “Protocolo para la atención integral de personas con derecho a la interrupción legal del embarazo”, publicado por el Ministerio de Salud de la Nación.

La familia no está aislada de la sociedad sino, por el contrario, la integra y forma como su núcleo sustancial.

Por tanto, todo lo que atañe a la sociedad le interesa e incumbe a la familia.

Buenos Aires sancionó la primera Ley de unión civil de Latinoamérica y Argentina es el primer país latinoamericano que admitió el pseudo “matrimonio” gay, luego sancionado como ley de la Nación.

Tenemos una ley de “Violencia contra la mujer” sancionada por unanimidad,  de “Identidad de género” sancionada por unanimidad, de eutanasia pasiva sancionada por unanimidad…basándose en esta última la Corte Suprema se pronunció recientemente en un caso de eutanasia pasiva, haciendo lugar a su práctica conforme a una forzada interpretación de aquella ley innecesaria y, por lo menos, ambigua.

Todas estas leyes atentan contra la familia, en cuanto le impiden desarrollar en plenitud todas sus finalidades, en cuanto establecen diferencias injustas entre los miembros del entramado social y luego fijan igualdades antinaturales que desfiguran el verdadero papel de las personas.

Al abrir las puertas a la eutanasia, perturban uno de los fines propios de la familia que es el de acompañar a sus integrantes hasta el final de sus vidas, con aborto otro, porque la familia es el lugar natural de acogida a la vida humana naciente, las leyes vinculadas a la ideología de género socavan el deber y derecho primario de los padres a educar a sus hijos. La familia es la destinataria final de todos estos ataques, de allí el lema que hoy utilizamos: Por Tu Familia.

El eco que tuvo en todo el país esta convocatoria nos permite conservar la expectativa de un renacimiento moral, social y espiritual de nuestra Patria. Nuestra única esperanza está puesta en el auxilio de la Divina Providencia y en las reservas morales de nuestro pueblo.


El 24 de Mayo último, con motivo del cierre de su Quinto Congreso Nacional, la Red Federal de Familias emitió una declaración en la que renovaba solemnemente su compromiso de reconocer, difundir y promover la vigencia, en el orden social, de los siguientes principios:

a) el respeto y la protección de la vida humana en todas las etapas de su desarrollo, desde la concepción y hasta la muerte natural;
b) la estructura natural de la familia fundada en el matrimonio de un varón y una mujer, abierto a la transmisión de la vida;
c) el derecho y deber originarios de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas; y
d) la procura y promoción del Bien Común como deber de gobernantes y gobernados.

Ante la situación acuciante que se vive en nuestra sociedad, en orden a la conculcación sistemática de dichos principios, la entidad consideró imperioso movilizar a todas las personas comprometidas con ellos, en la búsqueda urgente de soluciones que permitan revertir el estado actual  de las cosas y rescatar las instituciones políticas y sociales de la Patria y las fuerzas morales de la población, prácticamente devastadas.

 
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