San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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Aylan Kurdi no es el único
   
Por estas horas la foto del niño de 3 años Aylan Kurdi, ahogado en una playa de Turquía luego del naufragio de dos embarcaciones de refugiados sirios, conmovió a muchos. No es para menos.

A todos nos causa dolor, indignación, impotencia, un niño enfermo, herido o muerto, si eso puede evitarse. Y en este caso, como en muchísimos otros, era evitable.

La forma en que ciertos hechos se transforman en "noticia" y se replican en portadas y redes sociales, a veces, es curiosa. Incluso con enorme velocidad muchas gráficas se hicieron en base a la triste escena del niño boca abajo, muerto, en la playa.

Sin embargo, no provoca la misma consternación las brutales intenciones de los partidarios del aborto como "derecho", en los gobiernos, los ámbitos legislativos y los medios periodísticos argentinos y extranjeros.

Porque, digámoslo claramente, es difícil encontrar en el periodismo más "encumbrado" posturas a favor de la vida intrauterina.

Cada vez que un "caso" toma estado público, como zonzo rebaño todos repiten las consignas abortistas. Nadie desentona, nadie señala como una tragedia que un aborto siempre está matando a un pobre indefenso, como Aylan Kurdi. El niño sirio murió ahogado escapando con su familia de la barbarie islámica y una oportuna fotografía encontró su lugar en los medios del mundo. Como era de esperar, todos vimos cercana esa realidad y, consecuentemente, nos sensibilizamos, opinamos y compartimos el dolor. Pero, los pobres niños "no queridos" de mujeres ignorantes, mal aconsejadas, egoistas o fanáticas feministas también sufren, son despedazados y mueren sin piedad, sin que, mayoritariamente, digamos algo al respecto.

Ver a Aylan Kurdi sin vida en brazos de un impotente prefecto provoca desazón y hasta hubo quien reflexionó sobre que esa imagen era menos impactante que la del mismo niño boca abajo, solo, en la arena.

Pero, ¿qué aspecto tiene uno de muchos niños abortados en el mundo? ¿Por qué el niño sirio y los otros muertos por la locura del Estado Islámico es una tragedia y no lo es la multitud de seres humanos masacrados en el vientre de sus madres? ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué una mujer debe tener "derecho" a matar y no lo puede tener un Estado? ¿No será que nadie deber tener semejante "permiso"?

El lobby abortista da conferencias públicas en ámbitos político, hace marchas, se pone pañuelos verdes, agita banderas rojas, vocifera frente a templos, se desnuda en las calles, para que sea legal e incuestionable masacrar a un ser humano. Y eso no consterna a nadie. Eso no provoca comentarios de rechazo por parte de presentadores de televisión, conductores de radio o editorialistas de diarios.

El habitual oportunismo mediático que todo lo relativiza, todo lo pervierte, todo lo vacía, todo lo "tolera", se ocupa de poner cara de circunstancia frente a un hecho puntual que asoma, pero no profundiza, no tiene principios, no se quiere complicar, teme ser políticamente incorrecto.

El aborto existe y es una tragedia. Muere un ser humano que está creciendo y su madre padecerá las consecuencias de muchas formas. Y la sociedad en su conjunto no parece advertirlo o preocuparse por evitar lo primero o lo segundo.

Salvo los esfuerzos de distintas organizaciones que buscan evitar que una mujer mate a su hijo o que intentar contenerla ante los severos daños psicológicos que eso provoca, el Estado no gasta dos pesos en convencer a un púber de que debe postergar el inicio de su vida sexual o que ante el hecho consumado de un embarazo debe cuidar esa vida y puede recibir ayuda y contención adecuada. Los Estados, desde hace unos cuantos años, se empecinan en armar una estrategia para justificar el aborto temprano. Gran negocio farmacéutico e ideológico.

Los barcos naufragados con refugiados escapando habían salido de la localidad turca de Bodrum con destino a la isla griega de Kos, puerta de entrada de la Unión Europea. En el naufragio murieron 5 menores y 7 adultos, mientras que 15 personas pudieron ser rescatadas. Entre los fallecidos, estaba su hermano . Ninguno tenía chaleco salvavidas.

Abdullah Kurdi, padre de Aylan y Galip (5), logró sobrevivir al naufragio y su único deseo por lo ocurrido ya se cumplió: sepultó a su mujer Rehan (35) y sus hijos en Kobani, su ciudad natal, y desistió de radicarse en Canadá.

La familia Kurdi escapó de Kobani, sitiada durante meses por el grupo jihadista Estado Islámico, en un intento de emigrar a Canadá, donde vive un familiar. Pero ese país les había sido denegado porque no contaban con el "reconocimiento internacional de refugiados".

"El bote que llevaba al niño y a su familia estaba pensado para 4 personas, pero había 15 refugiados a bordo", dijo un funcionario. "No había fuertes vientos, lo más probable es que entraran en pánico y que muchos no supieran nadar".

El director de emergencias de la ONG Human Rights Watch, Peter Bouckaert, dijo "algunos dicen que la foto es muy ofensiva para ser compartida en Internet o publicada en los diarios. Pero a mí lo que me parece ofensivo es un niño ahogado que yace en la playa cuando se podría haber hecho más para prevenir su muerte".

 
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