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Deglución atípica y respiración bucal, problemas que conviene atender tempranamente
   
En ocasiones la respiración bucal y la deglución atípica suelen darse juntas y no es raro. Los labios, la lengua, los dientes, las encías, las mejillas, el paladar, las amígdalas, el piso de la boca, los frenillos, los maxilares, la articulación del cráneo con la mandíbula y los músculos de la zona conforman todo un sistema, denominado "estomatognático".

Todo está relacionado. Por ello, cualquier alteración de una de sus partes afectará de alguna forma al conjunto. Así lo aclara la fonoaudióloga Miriam Flores, Jefa del Área de Fonoaudiología del Hospital "Ciudad de Boulogne" [Av. Avelino Rolón 1244, Boulogne].

La respiración bucal es una realidad tanto en chicos como en adultos, pero en los chicos esa alteración puede tratarse y resolverse en muchos casos. En los adultos una respiración incorrecta –por la boca- provoca jaquecas, sinusitis, lo que ocasiona consultas con neurólogos que, en ocasiones, derivan a un fonoaudiólogo.

"Un chico con respiración bucal es un paciente multidisciplinario que llega al fonoaudiólogo derivado de un otorrinolaringólogo al que llegó por indicación del pediatra, o por los gabinetes escolares, o por inquietud de los padres porque ya tienen antecedentes en la familia", dice la especialista.

El tratamiento de los niños se da desde los 6 años aproximadamente en función de la necesidad de comprensión del problema, hecho que antes de esa edad es limitado.

Es desde esa edad cuando un niño aprende a tomar conciencia de cerrar voluntariamente la boca y poner la lengua en lugar adecuado, por ejemplo. Antes se puede estimular el tema desde juegos, pero generalmente aún está inmaduro para que puedan verse mayores frutos.

La causas de la respiración bucal pueden ser orgánicas (hipertrofia de cornetes, sinusitis, rinitis, desviación de tabiques, hipertrofia adenoidea, hipertrofia amigdalina, bronco espasmo, alergias, asmas) que llevan al chico a respirar por la boca.

Entre las causas funcionales está el uso del chupete, la succión digital (se chupa el dedo) y la mamadera más allá de los 2 años. El problema radica en las tetinas largas, blandas, con agujeros demasiado grandes.

"La succión es un acto reflejo, nacemos con ella. Por eso se llama succión-deglución en un principio. Pero a medida que crecemos y van apareciendo los dientes la succión va desapareciendo porque el chico empieza a masticar, empieza a cerrar la boca, a usar las muelas para triturar el alimento".

Cuando se pasa de los 4 años y aún se conserva el patrón deglutorio infantil se diagnostica la deglución atípica.


¿Conviene el chupete?

Consultada sobre la conveniencia o no del uso del chupete, la fonoaudióloga Miriam Flores respondió que sería bueno no usar. Pero, ante la posibilidad de que el niño "adopte" en reemplazo su dedo para succionar prefiere el chupete. "Es más fácil quitar un chupete del hábito del niño que un dedo". De todos modos, el problema no es el chupete en sí, sino su uso más allá de los 2 años que es cuando se deforma el paladar, lo estrecha, los dientes nacen encimados y se hace necesario poner aparatos, etc.

"Las tetinas deberían ser más cortas, pequeñas, lo más parecidas a un pezón, y cambiarlas cuando el agujero se agranda porque el niño está incorporando mucho alimento de golpe lo que complica la deglución y también la digestión".

Con la respiración bucal los niños se enferman más fácilmente, salivan más, pueden tener frecuente tos y se provoca una mala oxigenación que desencadena problemas de aprendizaje. El cuerpo se oxigena mal y la atención en clase puede verse afectada.

También pueden darse otitis a repetición y cuando la hipertrofia adenoamigdalina ("carnes crecidas") es importante y se tapan las Trompas de Eustaquio, disminuye la audición y con ello se limita la comprensión de una clase.

La mala oxigenación, por una respiración inadecuada, también puede desencadenar problemas posturales y hasta dificultades a la hora de practicar deportes.


El tratamiento

"Si no hay molestia no hay tratamiento en fonoaudiología", sentencia Miriam Flores para significar que sólo es posible avanzar en la atención de los chicos cuando tienen por lo menos 6 años y empiezan a registrar la diferencia entre una forma y otra de respirar, por ejemplo.

Teniendo en cuenta que cuando se diagnostica deglución atípica también hay problemas odontológicos, un trabajo conjunto entre el fonoaudiólogo y el dentista provocará mejorías recién en 2 años, cuando el problema es leve.

Lo alentador es que existen abordajes profesionales para atender estas alteraciones, y que las familias pueden estar atentas a, por lo menos, algunas de las causas: la forma de las tetinas de chupetes y mamaderas, y la duración del vínculo con ellas.

 
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