San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: RELIGIOSAS

 
Una confusión con mucho de ignorancia y no poca mala intención
   
Si hace un tiempo alguien hubiera dicho que lo llamó por teléfono el Papa, cualquiera sabría que se estaba haciendo un chiste. Hoy ya no es así.

El curioso hábito del actual pontífice de llamar por teléfono a una persona por una situación particular, hace suponer que si uno se toma el trabajo de enviar una carta, tal vez se sorprenda con una comunicación directa con el obispo de Roma.

Eso mismo es lo que nos invita a SUPONER que el llamado que dice haber recibido Jaqueline Lisboa, una mujer de San Lorenzo (Santa Fe), luego de haber enviado el año pasado un correo electrónico al Papa Francisco, podría ser verdadero.

Jacqueline -que para el Estado está casada pero para la Iglesia su marido lo está con otra mujer- explicó que no va a misa, que no es "practicante" y dijo que un sacerdote le dijo hace 10 años que no podía tomar la comunión por que vivía en pecado, al convivir con un hombre que se había casado con otra mujer.

El marido -que dijo que la mujer había enviado una carta, cuando en realidad fue un email- relató que cuando atendió el teléfono quien llamaba se presentó como "el padre Bergoglio" y contó que le dijo "Ya TE paso".

La mujer señaló que el Papa le invitó a volver a la Iglesia: "Que podía volver me dijo, que volviera, que podía volver y bueno, eso es lo que haré en algún momentito de estos".

Tal vez, se puede imaginar, Francisco no le indicó que vaya a comulgar, sino que vuelva a la Iglesia con todo lo que ello implica en lo referido a vivir cristianamente y participar de todo lo que puede participar de la vida eclesial, excepto comulgar y confesarse, si sigue en concubinato con un hombre casado.


¿Qué dice el Código de Derecho Canónico?

Jesús fue claro con respecto al adulterio, como se puede leer en el Evangelio de San Marcos: "Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio". Es por eso que si alguien se casa por Iglesia y luego se divorcia según las leyes civiles y vuelve a casarse, no se reconoce la segunda unión.

"Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el sacramento de la penitencia no puede ser concedida más que aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia”, señala el Catecismo de la Iglesia Católica.

Es curioso, aunque no sorprendente, que recurrentemente aparezca el tema de que es la Iglesia la que debe "flexibilizar" sus reglas para evitar que "huyan" los feligreses, cuando estos reclamos suelen provenir de hombres y mujeres que no participan de la vida eclesial. Son personas que, en general, reclaman un derecho a comulgar pero que no asisten a misa, salvo por cuestiones más bien "sociales", que buscan que la Iglesia acepte que en algunos casos el aborto está bien o que la homosexualidad es algo normal.

Lo válido, lo que suma, lo que realmente sirve, es vivir el mensaje de Cristo de modo integral y no sólo aquello que "conviene". Jesús dijo, cuando instituyó la eucaristía en la Última Cena, que debíamos rememorar aquel acto fundacional, es decir, ir a misa. También le dijo a María Magdalena frente a su arrepentimiento, "Ve y no peques más". Y podríamos seguir con los ejemplos.


¿Qué es la Comunión Espiritual?

El 25 de julio de 2012, en declaraciones a ACI Prensa, el Secretario del Pontificio Consejo para la Familia, Mons. Jean Laffitte, invitó a las personas divorciadas vueltas a casar a participar de la Santa Misa y les recordó que no pueden acceder a la comunión eucarística, pero pueden participar en la Comunión de manera espiritual.

El Prelado recordó que la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio explica que existe una distinción entre la comunión espiritual y la comunión eucarística, y que sin la primera, no puede existir la segunda.

Mons. Laffitte indicó que la comunión espiritual es la forma en la que la persona se une personalmente a Cristo en el momento de la redención del Santo Sacrificio, para así, después, recibir la comunión eucarística.

En esta perspectiva, "las personas que por una u otra razón no pueden recibir la Santa Comunión, o comulgar, siempre pueden tener una comunión espiritual FRUCTÍFERA", remarcó.

"Esto no es una disciplina inventada por la Iglesia", recordó, y por lo tanto, en el matrimonio, "los cónyuges hacen un pacto con Dios, y Dios hace un pacto con ellos", que crea un sacramento indisoluble. Una segunda unión "lo convertiría en algo contradictorio y contrario a lo sacramental".

 
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